Alcalá del Júcar – Carcelén – Chinchilla de Montearagón

Pues eso, es hora de madrugar. Y desde que tenemos a Elia con nosotros, nos toca madrugar más aún para preparar todas sus cosas. ¡Poco a poco nos vamos acostumbrando!

En la escapada de hoy iremos a visitar tres castillos (ya sabéis que los castillos es una de nuestras grandes pasiones…), Alcalá de Júcar, Carcelén y Chinchilla de Montearagón, aprovechando la ocasión para conocer también estos tres preciosos pueblos que desafían la ley de la gravedad por sus estructuras. Este va a ser nuestro recorrido de hoy:

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Itinerario

Nuestra primera idea era detenernos en primer lugar en la localidad de Chinchilla de Montearagón, a solo 13 kilómetros de Albacete, para subir hasta su castillo y luego dirigirnos a Alcalá del Júcar, que quedaba algo más lejos. Y eso fue lo que hicimos en realidad, en apenas una hora estábamos ya aparcando el coche en la cima del pueblo, dispuestos a contemplar su extraordinario castillo. Sin embargo tuvimos que cambiar de idea debido a que la espesa niebla y el intenso frío de la mañana hicieron que apenas pudiéramos salir del coche y hacer solamente dos o tres fotos decentes. ¡No se veía literalmente nada! Y era una auténtica pena porque habíamos leído que las vistas desde allí merecían mucho la pena, de modo que decidimos volver a meternos en el coche y proseguir nuestro camino hasta Alcalá del Júcar. Acordamos que, de tener tiempo, volveríamos aquella misma tarde al castillo de regreso a casa.

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El  fabuloso Castillo de Chinchilla de Montearagón envuelto por la espesa niebla

Pueblo de Alcalá del Júcar

En aproximadamente 50 minutos nos detenemos en el mirador que se encuentra en la misma carretera justo antes de llegar al pueblo. Un buen aperitivo para lo que nos esperaba.

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Panorámica de Alcalá del Júcar desde el mirador
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Panorámica de Alcalá del Júcar desde el mirador

Seguimos adelante y llegamos por fin al pueblo. Aparcamos en el párking público al aire libre que se encuentra en la zona moderna, desde donde ya podemos vislumbrar la curiosa disposición de las casas, colgadas sobre la ladera de una montaña con una fuerte pendiente.

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Alcalá del Júcar

Antes de visitar el pueblo decidimos detenernos a comer un bocadillo en uno de los restaurantes de la zona baja para reponer fuerzas, concretamente el Restaurante El Rincón del Júcar. Y es que lo que se avecinaba no era fácil de abordar sin tener las reservas de energía llenas. Como nos gustó bastante aquel lugar, decidimos reservar hora para comer para las 14:30h de la tarde, después de nuestra visita.

Ahora sí, nos dirigimos al puente «romano», lugar desde donde se obtienen sin duda las mejores fotografías posibles. Quedamos absolutamente boquiabiertos con la estampa…

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Alcalá del Júcar

La situación de Alcalá de Júcar es excepcional. A orillas del río Júcar, la villa se asienta literalmente sobre la montaña. De hecho gran parte de las viviendas están excavadas en la roca, convirtiéndose en cuevas habitables, muchas de ellas visitables hoy en día. Pero hay más. El pueblo está situado sobre una hoz, la hoz de Júcar, de manera que se encuentra rodeado casi en su totalidad por el río. Coronando este bello cuadro, el castillo de origen almohade.

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Elia a los pies del puente romano de Alcalá del Júcar

La isleta y la playa fluvial

Denominado como uno de los pueblos más bonitos de España por la asociación que lleva el mismo nombre, Alcalá del Júcar fue declarado conjunto histórico-artístico en 1982. Comenzamos nuestra visita en la playa fluvial y la isleta, una superficie de tierra sobre el río Júcar. Una zona perfecta para disfrutar de un buen picnic durante un día de sol.

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La isleta de Alcalá de Júcar
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Zona próxima a la isleta
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La hoz del Júcar desde la isleta
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Mamá Inma y Elia en la isleta

Puente «romano»

Es curioso como se conoce a este puente como «romano» cuando en realidad su origen no lo es. Por lo visto se le conoce como tal por su apariencia antigua, lo cual no significa que no tenga importancia histórica. Por lo visto este puente sirvió como aduana del denominado Camino Real de Castilla a Levante durante los siglos XIV y XV.

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Puente «romano»
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Cruzando el puente

Iglesia de San Andrés

Una vez al otro lado del pueblo emprendemos la primera subida que lleva hasta la Iglesia de San Andrés. Rafa tuvo que armarse de valor para empujar el carrito de Elia por esta subida ya que no es una rampa lisa sino edificada a base de anchos escalones.

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El perfil del campanario de la Iglesia de San Andrés se alza al final de la subida. Vista desde el puente «romano».

Se trata de un templo humilde y sencillo construido entre los siglos XVI y XVIII. Recorrimos su interior de nave única y alargada y posteriormente pudimos contemplar el exterior de su cúpula desde una zona alta.

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Fachada de la Iglesia de San Andrés
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Interior del templo
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Cúpula de San Andrés
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Campanario de la iglesia desde la entrada de la cueva del Diablo

Cuevas del Diablo y del Garadén

Seguimos subiendo por las empinadas calles de Alcalá del Júcar. En este pueblo existen al menos tres cuevas-viviendas visitables, la de Masagó, la del Garadén y la del Diablo. Nosotros optamos por visitar estas dos últimas ya que ambas están conectadas interiormente.

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Entrada de la curiosa cueva del Diablo

La cueva del Diablo (precio 3€ por adulto) es uno de los mayores atractivos turísticos de la localidad. Esta cueva es propiedad de Juan José Martínez García, un peculiar personaje con bigote al que en el pueblo apodan «el diablo» y de cuya fama se ha encargado él mismo de propagar mediante su aparición en distintos programas televisivos. Nada más entrar le pedimos a la chica que cobraba la entrada si podíamos dejar el carrito de Elia en la entrada para que nuestra visita fuera más cómoda y ella muy amablemente accedió. Fue una suerte pues en realidad la cueva del Diablo conecta con la del Garadén a través de varios pisos de escalera que no hubiéramos podido subir con el carrito. Así que a partir de ese punto, mamá Inma se echó a la pequeña a la mochila porteadora.

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Interior de la cueva del Diablo

El interior está repleto de todo tipo de objetos curiosos, entre los que figuran antiguos utensilios agrícolas y una gran cantidad de fotografías que tienen como principal protagonista al «diablo» acompañado de los más variopintos personajes de la vida pública y artística española.

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Pasillo de la cueva del Diablo

El pasillo de la cueva finaliza en distintas dependencias interiores, entre las cuales se encuentra un bar que cuenta con un amplio espacio de discoteca. Por cierto, con el precio de la entrada te invitan a una consumición, algo realmente curioso, como casi todo lo que rodeaba a ese lugar.

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Espacio del bar
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Espacio de discoteca

Subimos los diversos tramos de escaleras que nos separan de la cueva del Garadén. Resulta algo fatigoso pero es la curiosidad la que nos guía. Al llegar arriba nos recibe una zona con diversas ventanas en la roca abiertas hacia el otro lado de la hoz del Júcar.

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Cueva del Garadén
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Ventana abierta en la roca

Tocaba recorrer otro pasillo, este mucho más largo que el anterior (de 170 metros de longitud), que da acceso de nuevo al lado donde se encuentra el pueblo. Resulta muy interesante pensar que la antigua función de esta cueva tenía que ver con el origen aduanero de Alcalá. Durante la época árabe habían centinelas que a través de este pasillo podían controlar en ambos lados de la hoz quién pagaba y quién no los tributos del paso hacia Levante.

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Pasillo de la cueva del Garadén
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Interior de la cueva del Garadén

Algunos dirán que resulta un esfuerzo inútil acceder a esta cueva pero a nosotros nos sirvió para acortar nuestra ruta de camino al castillo, el principal monumento de Alcalá del Júcar.

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Indicaciones de las cuevas en una de las calles de Alcalá
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Calle con viviendas blancas, con la silueta del castillo al fondo

Castillo de Alcalá del Júcar

El monumento más importante del pueblo, visible casi desde cualquier perspectiva, es sin duda el castillo (precio 1,5€ por adulto), fortaleza de origen almohade del siglo XII aunque reformada por orden de Juan Pacheco, Marqués de Villena, ya en el siglo XV.

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Accediendo al Castillo de Alcalá del Júcar
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Panorámica de la hoz desde la base del castillo

Destaca el imponente torreón, que es casi lo único que se conserva hoy en día de todo el conjunto además de la muralla. Eso sí, un torreón muy restaurado por las generaciones de la era moderna, quizás demasiado (en este momento podríamos entrar en el debate de hasta qué punto se deben rehabilitar los monumentos históricos sin caer en el pastiche…). Debemos decir que éste, al menos, está muy bien restaurado ya que respeta lo que debió ser la estructura original. El perfil del pueblo, no debemos olvidarlo, no sería el mismo sin la imponente presencia del torreón.

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Castillo de Alcalá del Júcar
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Castillo de Alcalá del Júcar
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Entrada al torreón

Accedemos al torreón y visitamos sus dos niveles de altura, llegando hasta la cima, desde donde se obtienen, como es de suponer, las mejores vistas de todo el pueblo y del paisaje que lo rodea.

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Exposición de bicicletas antiguas en el primer nivel del torreón
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Cima del torréon
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Puente «romano» desde la cima del castillo
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Pueblo de Alcalá del Júcar desde el castillo

También desde allí podemos admirar otra de las peculiaridades de este pueblo encantador, su plaza de toros, una de las más antiguas y sin duda una de las más curiosas de España dado que su graderío ovalado, construido directamente sobre la roca, posee una estructura inusualmente irregular.

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Plaza de toros irregular de Alcalá del Júcar

Existen dos leyendas que se cuentan desde tiempos inmemoriales entorno a este castillo, ambas tienen como protagonista a la Princesa Zulema. En la primera de ellas, Zulema es raptada por el moro Garadén para que se convierta en musulmana y se case con él, pero Zulema prefiere arrojarse desde lo alto de la torre. En la segunda, la propia Zulema es mora, y enamorada de un caballero cristiano, huye del castillo de su padre, el moro Garadén, para establecerse en una aldea cercana. Por lo visto no existen textos documentales que respalden dichas historias y por eso ambas forman parte del imaginario popular.

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Castillo de Alcalá del Júcar

Volvemos a la entrada de la cueva del Garadén para volver a bajar por las escaleras que conectan con la cueva del Diablo, y de allí de nuevo a la entrada del pueblo.

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Puente «romano»
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Alcalá del Júcar

Rafa aprovecha para hacer las últimas fotos desde la otra orilla del puente y luego nos dirigimos de nuevo al Restaurante El Rincón del Júcar, donde comimos de manera aceptable.

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Alcalá del Júcar
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Alcalá del Júcar

Castillo de Carcelén

Al salir del restaurante Rafa llamó a la oficina de turismo de la localidad de Carcelén para ver si alguien podía enseñarnos por dentro el castillo. Creíamos que al ser domingo iba a ser tarea complicada pero muy amablemente nos dijeron que sí iba a ser posible. Llegamos a Carcelén en poco más de 20 minutos y aparcamos justo en la plaza mayor, el que fuera antiguo patio del Castillo del Conde Casal.

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Castillo de Carcelén

Esta fortaleza se encuentra por tanto en medio del pueblo, dado su carácter residencial. Mientras esperamos a que llegue nuestra guía aprovechamos para acercarnos a la Iglesia de San Andrés Apóstol,  construida en el siglo XVI y reformada en el XVIII, muy próxima al castillo.

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Iglesia de San Andrés Apóstol
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Fachada de la iglesia

Volvemos al castillo y pocos minutos después aparece nuestra guía en su coche, la cual nos invita a visitar el interior de su parte más reconocible, la Torre del homenaje, de planta cuadrada rematada con cuatro torreones. En realidad es la única parte visitable de la fortaleza, el resto de las dependencias sirve hoy como biblioteca.

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Torre del homenaje del castillo de Carcelén

El castillo fue construido por mandato de Don Sancho Manuel, hacia el año 1338, durante el mandato de Pedro I de Castilla. Posteriormente, ya en el siglo XV fue reformado. Nuestra guía es una mujer simpatiquísima que nos obsequia con todo lujo de detalles acerca de la historia del castillo y, sobretodo, de las festividades y tradiciones más importantes de Carcelén. Se notaba que estaba muy orgullosa de su pueblo… Junto a ella subimos los tres niveles de la torre, cada una alberga distintas exposiciones de las que destaca una sobre un pintor local, Juan José Gómez Molina, hijo predilecto de Carcelén, gracias al cual fue posible la rehabilitación y conservación del castillo.

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Exposición de Juan José Gómez Molina, en la Torre del homenaje

Llegamos a la parte alta de la torre, desde donde se obtiene una buena vista de todo el pueblo.

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Pueblo de Carcelén
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Pueblo de Carcelén
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Parte alta del castillo, donde escuchamos atentos a nuestra guía
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Papá Rafa con Elia en el Castillo de Carcelén

Castillo de Chinchilla de Montearagón

Es hora de regresar al coche y poner rumbo a casa, pero aún era pronto y decidimos regresar a Chinchilla de Montearagón para quitarnos la espinita de esta mañana. Su fabuloso castillo lo merecía y el municipio, también.

El conocido como Castillo del Marqués se alza en el punto más alto del cerro que domina la población. Se puede llegar hasta él fácilmente en coche y aparcar allí mismo. Su imponente perfil hace de él uno de los más impresionantes de toda la provincia de Albacete y también de toda Castilla-la Mancha.

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Castillo del Marqués en Chinchilla de Montearagón

En su historia nuevamente aparece Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien mandó levantar la fortaleza en el siglo XV sobre un antiguo recinto árabe. De esta primitiva fortaleza árabe todavía se conservan las murallas, visibles desde lo lejos en casi cualquier punto de los alrededores del municipio.

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Cerro de San Blas, sobre el que destaca el castillo y las murallas de época árabe

Sin duda el aspecto más singular y espectacular es el foso, construido en la misma roca. Con diez metros de anchura y otros seis de profundidad, es uno de los más vertiginosos que hemos visto jamás y cuya asombrosa visión ya merece la pena su visita.

 

Antiguamente la entrada al castillo se realizaba a través de un puente levadizo, hoy desparecido. En sustitución de aquél, actualmente se han colocado una pasarela en un lado y un pequeño puente de piedra en otro lado, para salvar el foso y acceder a las dos entradas existentes.

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Puente de piedra que da acceso a una de las entradas
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Entrada al castillo de Chinchilla
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Pasarela que da acceso a la segunda entrada

Desgraciadamente el interior del castillo no se puede visitar debido a que fue utilizado como cárcel durante el siglo XX. A pesar de esto, merece muchísimo la pena acercarse y contemplar su espectacular exterior y las excepcionales vistas.

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Segunda entrada
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Pueblo de Chinchilla de Montearagón

Como dato curioso (ya sabéis que a nosotros nos vuelven locos los datos curiosos…), destacar que en lo más alto de la antigua Torre del homenaje de este castillo (hoy desaparecida) estuvo preso César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, acusado de la muerte del Duque de Gandía. Se dice que éste intentó escapar del castillo arrojando fallidamente a su alcaide por el foso. ¡Menuda historia!

Pueblo de Chinchilla de Montearagón

Ya que estábamos allí, no podíamos desaprovechar la ocasión de dar un rápido paseo por este bello municipio albaceteño. Volvimos al coche y bajamos hasta una de las plazas del centro, donde nuevamente cargamos a Elia en la mochila.

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Calles de Chinchilla de Montearagón

Chinchilla de Montearagón está considerado no por casualidad como uno de los pueblos más bonitos de todo Albacete, en parte gracias a la belleza de su trazado medieval, de sus casas-cueva y de sus edificios históricos, entre ellos algunos palacios renacentistas.

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Palacio de los Núñez-Cortés, fundado en 1535

Destaca enormemente la Iglesia de Santa María del Salvador, del siglo XV. Su excepcional portada de estilo gótico está flanqueada por dos esculturas cuyas miradas se dirigen al parteluz, donde encontramos la figura de la virgen María.

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Portada de la Iglesia de Santa María del Salvador
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Interior del templo, de época barroca

Antes de marcharnos visitamos la plaza mayor, flanqueada por la iglesia anteriormente citada y el Ayuntamiento, construido en el siglo XVI.

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Plaza mayor de Chinchilla

Ahora sí, se estaba haciendo de noche y tocaba regresar a casa después de un intenso día lleno de sorpresas que desconocíamos que teníamos tan cerca de casa. Descubrimientos vertiginosos como las casas colgantes de Alcalá del Júcar o el castillo de Chinchilla de Montearagón. ¡Qué placer tan inmenso poderse pegar estas escapaditas tan interesantes!

Gracias por seguirnos y… ¡hasta la próxima!

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