
Los pueblos medievales del Baix Empordà
Más allá del mar
Indice
Eclipsados por la popularidad de la Costa Brava y sus pueblos de playa como Calella de Palafrugell, Begur, Tamariu o Palamós, en la comarca girondina del Baix Empordà existe un grupo de pequeñas poblaciones de interior cuya belleza bien podríamos comparar sin ningún tipo de complejo a la de otras mágicas regiones europeas, como los Cotswolds, la Alsacia o la Toscana. Pocos lugares en España cuentan con una aglomeración semejante de pueblos bonitos cuya arquitectura medieval se ha conservado de un modo absolutamente impecable.
Concentrados entorno a La Bisbal d’Empordà, la capital de la comarca, todos estos pueblos tienen en común que son pequeños, muy poco concurridos y se encuentran a muy poca distancia los unos de los otros, lo cual permite que en muy poco tiempo (apenas dos días) podamos disfrutar de un roadtrip de auténtico ensueño. Y todos a unos 20 km de Gerona (apenas media hora) y a 120 km de Barcelona (aproximadamente una hora y media).
Para esta escapada tratad de buscaros acompañantes que sepan disfrutar de la vida, pues ésta es una de esas rutas que se saborean con los cinco sentidos, al más puro estilo del bon vivant. Arquitectura medieval con historia, calles limpias y cuidadas, buena comida, buen vino, buen clima y el sabor del mar (que no queda lejos) impregnado en los labios. A mí me acompañaron dos personas que conozco desde hace más de 30 años, que se dice pronto, mis amigos de toda la vida, aquellos que siempre estarán ahí cuando les necesite. Ellos, como yo, saben bien el significado de la amistad. Este artículo está dedicado a vosotros, Marcelo y Dani.
¿Qué decís? ¿Os venís con nosotros a conocer los pueblos de interior más bonitos del Baix Empordà?
Madremanya
El primer pueblo que encontraréis si venís desde Gerona será Madremanya, el cual si bien no pertenece administrativamente a la comarca del Baix Empordà, sí he querido incluirlo en esta lista debido a su proximidad con el resto de poblaciones que vamos a visitar y a sus características similares. En Madremanya ya podréis haceros una idea de lo que os espera en esta ruta: un casco histórico de piedra muy pequeño y conservado en excelentes condiciones que hace las delicias de cualquier amante de la fotografía (o de la pintura, por supuesto).

Madremanya, cuya curiosa toponimia hace referencia a «mater magna» en latín («madre grande»), no es de los pueblos más conocidos de la zona, pero sí uno de los más bonitos. Esto os hará disfrutar a cada paso de vuestro paseo por su casco urbano medieval, organizado entorno a la iglesia fortificada de Sant Esteve, del siglo XIV, cuya ubicación en un plano elevado sobre unas escaleras le otorga una majestuosidad visual aún mayor. Como en todos los pueblos de esta ruta, os resultará inevitable querer perderos por sus calles sin rumbo fijo. ¡Aprovechadlo!


Púbol
Ya propiamente en el Baix Empordà, se encuentra Púbol, una entidad perteneciente al municipio de La Pera. Es quizás el más diminuto de todos los pueblos que conforman esta lista y también el más surrealista, por motivos obvios, ya que aquí se encuentra el menos conocido de los tres lugares que conforman el denominado «Triángulo Daliniano», junto al Teatro-Museo Dalí de Figueras y la Casa-Museo de Salvador Dalí de Port Lligat. Se trata del Castillo de Púbol, un palacio-fortaleza del siglo XIV que fue adquirido por el pintor catalán en 1969 para que fuera el refugio privado de su esposa Elena Diákonova, Gala. En este sentido, no fue un regalo más, sino la máxima expresión de su pasión amorosa.

El recinto, que se encontraba entonces en un estado ruinoso, fue rehabilitado por completo siguiendo las directrices del propio Dalí, quien se encargó personalmente de «dalinizar» todos sus espacios, interiores y exteriores, pero también de la propia Gala, para quien su castillo se convertiría a partir de entonces en un lugar donde alejarse de lo que hoy diríamos el foco mediático y la vida pública, incluso de su propio marido, quien tenía que pedirle permiso expreso para ir a visitarla. En Púbol, Gala hacía y deshacía a su antojo, tenedlo presente cuando crucéis sus puertas porque advertiréis su toque personal en cada rincón.
Gala residió en el castillo hasta 1982, año de su muerte. Fue entonces cuando Dalí, afligido y consternado por su muerte, se trasladó al castillo donde vivió hasta 1984, año en que se declaró un incendio en la habitación donde dormía. En la actualidad se pueden visitar espacios que tuvieron una gran importancia para la pareja, como el comedor que acogió el estudio improvisado donde Dalí pintó sus últimas obras, el laberíntico jardín romántico o la cripta, compuesta por dos lápidas. En la de la derecha fue enterrada Gala un día después de su muerte. La de la izquierda sigue vacía, pues los restos del pintor muerto en 1989, que debieron ser sepultados aquí, yacen en cambio en el Teatro-Museo de Figueras, al parecer fruto de un cambio de planes de última hora (bastante polémico y extraño) por parte del artista. Ambos sepulcros están conectados bajo tierra mediante un agujero por donde los amantes debían darse la mano por toda la eternidad.

Ni se os ocurra marcharos de Púbol sin dar un corto paseo por sus coquetas calles y galerías de arte, incluyendo su iglesia, anexa al castillo y levantada en el mismo siglo. Ésta contenía el Retablo de San Pedro, que fue retirado en 1936 para preservar su integridad justo antes de estallar la Guerra Civil Española. Hoy se conserva en el Museo de Arte de Gerona y está considerada la obra maestra de Bernat Martorell y uno de los tesoros del gótico catalán.
Monells
Quien se decida a llegar hasta Monells atraído por su reciente fama (la que le ha proporcionado el haber sido el escenario principal de la infumable Ocho apellidos catalanes), enseguida quedará prendado de su coqueta plaza principal delimitada por soportales con arcos, allí donde antaño fatigosos mercaderes comerciaban con cereales y ganado, comprobando con gran sorpresa y agrado que se encuentra en uno de los pueblos más bonitos de Cataluña.


La visita a Monells es sumamente breve pero intensa, un auténtico festín para los amantes de los pueblos atrapados en la Edad Media, con su Iglesia de Sant Genís, sus preciosas arcadas y sus calles de piedra decoradas con macetas que parecen sacadas, precisamente, de un escenario cinematográfico, como el carrer dels Arcs. En el emplazamiento del antiguo castillo del siglo XI, del cual solo quedan algunos restos de la muralla que lo protegía, se encuentra hoy un mirador desde el que admirar el trazado urbano. Por Dios, no os perdáis Monells, es uno de los imprescindibles.



Cruïlles
A muy poca distancia de Monells se encuentra Cruïlles, probablemente el menos imprescindible de toda la ruta. Sin embargo, haréis bien en deteneros en esta población para, una vez más, perderos en su pequeño casco histórico y conocer la curiosa Torre de Cruïlles, único vestigio del ya desaparecido castillo del siglo XI. Con una altura de más de 22 metros y coronada por una olivera (cuyo origen no se atribuye a ningún acontecimiento milagroso sino a que un pájaro dejase allí una semilla), esta torre cuenta con una bonita leyenda que explicaría las diferentes tonalidades en el material de construcción. Ésta cuenta que, durante el transcurso de su construcción, los obreros se quedaron sin piedra roja y decidieron utilizar piedra de río sin consultarle a su señor feudal. Cuando éste se enteró, se enfadó tanto que decidió dar muerte a los obreros y enterrar sus restos entre las piedras de la torre. Tiempo después, ordenó a otros que terminaran el trabajo usando de nuevo piedra roja.
Si os encontráis por la zona no dejéis de visitar también la iglesia del antiguo monasterio benedictino de Sant Miquel de Cruïlles, a escasos 2 km del núcleo urbano, uno de los más destacados de la provincia de Gerona. Se trata de un precioso ejemplo de románico lombardo del siglo XI del cual dependía la Iglesia de Santa Eulàlia situada en la Plaça Major del pueblo, junto a la citada torre, mucho tiempo antes de ser reformada en el siglo XVII. Algunos de los tesoros que formaban parte del interior de este monasterio, como la famosa Majestad de Cruïlles del siglo XII, se conservan actualmente en el Museo de Arte de Gerona.

Vulpellac
Atraídos por la curiosidad, llegaréis a Vulpellac, que presume de contar con una de las calles más bonitas y antiguas de toda Cataluña y que curiosamente se llama carrer Nou («calle nueva») ya que surgió como consecuencia de la expansión urbanística extramuros que experimentó la villa a raíz del aumento demográfico de finales del siglo XVII. No hay mejor lugar por el que adentrarse en Vulpellac, sin lugar a dudas la pequeña joya de nuestra ruta por lo pequeño y bien conservado de su casco histórico. Prestad atención a los dinteles de las puertas de esta calle, donde rezan inscritas las fechas de construcción de las viviendas, todas entorno al año 1700.



El pueblo se estructura en torno al conjunto monumental que forman el castillo-palacio del siglo XIII, hoy de propiedad privada, y la Iglesia de San Julià y Santa Basilissa, del siglo XVI, que antiguamente había servido como capilla de aquél.
¿SABÍAS QUE…?
En algunas baldosas del pavimento, artesonado y diversos dinteles del castillo-palacio de Vulpellac aparecen de forma reiterativa dos lemas en latín: Ego sum pecavi («yo soy el que pecó») y Doce me facere voluntatem tuam («enséñame tu voluntad»). Se dice que éstos fueron distribuidos por Miquel de Sarriera, un personaje muy destacado del siglo XVI que fue dueño y señor de esta fortaleza, al retornar de su viaje a Roma en el que pidió clemencia y perdón al mismísimo Papa. Y es que al parecer se sentía arrepentido por haber matado a su esposa Violant de Biure en un ataque de celos causados por unos rumores promovidos por un pretendiente no correspondido de ésta, probablemente el señor de Cruïlles. Este suceso es conocido en Vulpellac como la leyenda de los Sarriera.

Antes de proseguir vuestro camino, haréis bien en adentraros en la Torre Cuadrada, el elemento mejor conservado de la muralla medieval, y acceder a sus callejones interiores secretos. Quedaréis absortos por la belleza que allí reside. ¡Pero qué bonito es Vulpellac!

Ullastret
Lo primero que os vendrá a la mente al hablar de Ullastret es el conjunto arqueológico formado por dos poblados ibéricos, el Puig de Sant Andreu y la Illa d’en Reixac, y la necrópolis de Puig de Serra. En la actualidad solo es visitable el yacimiento del Puig de Sant Andreu, que corresponde a la última etapa de ocupación del poblado por parte los indiketas (siglo III a.C.) y cuyo itinerario permite ver la muralla ibérica más grande y antigua de toda Cataluña y el Museo monográfico de Ullastret, que permite conocer la cultura ibérica en la zona nordeste de Cataluña. Sin duda, un lugar de referencia para los amantes de la arqueología.

Pero marcharse de Ullastret sin hacer una breve visita al pueblo sería pecado mortal, puesto que os perderíais uno de los conjuntos medievales amurallados de estructura circular mejor conservados de la comarca. Aconsejo primeramente dar un paseo siguiendo el perímetro de la muralla del siglo XIV para ser testigo de su robustez y después adentrarse en el elegante y cuidado núcleo urbano, en cuyo centro se sitúa otra joya del románico lombardo, la Iglesia de Sant Pere, con campanario de tipo espadaña y portada barroca.



Peratallada
Vamos con el pueblo que es santo y seña del Baix Empordà debido a su belleza sin igual: Peratallada, uno de los pueblos más mágicos de Cataluña. Pasear por las calles de Peratallada os transportará de inmediato al mejor de los escenarios para una novela romántica ambientada en el primer Renacimiento. Aquí las enredaderas y las flores reinan a sus anchas tapizando de colores los muros de piedra de las fachadas de las casas.

Si vais temprano como nosotros, evitaréis tener que compartir este placer único con otros visitantes, una recomendación que no viene nada mal teniendo en cuenta que Peratallada es probablemente el pueblo más turístico de todos los que componen esta ruta, si bien es cierto que aún no ha sido engullido por su propia fama, como ha ocurrido en otros casos, y que todavía no ha perdido ni un ápice de su autenticidad.
La toponimia del pueblo ya aporta algunas pistas sobre lo que os vais a encontrar. «Peratallada» proviene de la unión de las palabras «pedra» y «tallada», es decir, «piedra cortada», una circunstancia que se hace evidente en la mayoría de las calles más altas, que fueron literalmente asentadas sobre la roca, o en el foso excavado en la roca que podréis admirar junto al Portal de la Verge, de unos 7 metros de profundidad y cuya función era la de proteger el recinto amurallado.


Como en la mayor parte de los casos que ya hemos visto, Peratallada también tiene su castillo-palacio, cuya primera referencia escrita data del año 1065, aunque fue reformado y ampliado en épocas posteriores. Desde la Plaça del Castell podréis admirar su elegante fachada con ventanales góticos, pero no os quedéis aquí, seguid callejeando para obtener distintas perspectivas de su Torre del Homenaje, levantada unos 10 metros por encima de una base de piedra natural.


De obligada visita son también la Plaça de les Voltes con su espacio abovedado con arcadas, la Iglesia de Sant Esteve, templo románico situado extramuros, y las distintas torres de la muralla, todos ellos lugares con los que os toparéis tarde o temprano sin la más remota intención de ir a buscarlos. Porque en Peratallada sobran los mapas y los itinerarios marcados. Solo caminad y luego, seguid caminando.

Palau-Sator
La sorpresa de vuestro itinerario será sin duda Palau-Sator, otro de esos pequeños pueblos medievales que conservan una buena parte de la muralla medieval, además de una de sus torres, la Torre de les Hores, levantada en el siglo XIV, por cuyo paso cubierto accederéis al carrer Major. Éste rodea el perímetro del castillo-palacio gótico, hoy residencia privada. Al llegar a sus puertas selladas, levantaréis la vista e inevitablemente pensaréis: «¡quién pudiese vivir en este castillo!»

Palau-Sator es de visita pausada y serena. Situado «al bell mig», como dirían por aquí (que viene a significar «en el mismo centro»), se encuentra uno de esos pintorescos rincones cuya imagen bien podría resumir en sí misma la más pura esencia del Baix Empordà (se trata de una vivienda en medio de la confluencia de dos calles, el carrer Major y el carrer Fontanella). Antes de marcharos del pueblo, no olvidéis pasaros por la Iglesia de Sant Pere, templo románico de gran interés construido extramuros.


Pals
Llegamos al final de nuestro roadtrip habiendo dejado lo mejor para el final. Y es que, si antes he mencionado que Vulpellac es la pequeña joya del recorrido, Palau-Sator la sorpresa y Peratallada el santo y seña, Pals es, bajo mi punto de vista, el pueblo medieval más bonito del Baix Empordà sin ningún género de duda.


En él convergen la más impoluta limpieza, los rincones más fotogénicos, algunos de ellos inolvidables, y el esfuerzo de sus habitantes por preservar su patrimonio, el cual lo ha hecho merecedor de diversos premios y distinciones a nivel nacional. Tal y como dijo en una ocasión el escritor Josep Pla, «Pals no merece una visita sino cien visitas».


De todos los pueblos de nuestro recorrido, Pals es además el más cercano a la Costa Brava, de hecho cuenta con su propia playa a escasos 4 km del pueblo, pero su aspecto sigue siendo puramente medieval, con algunos lugares que sorprenden al visitante por su antigüedad, como por ejemplo las sepulturas de origen visigodo que se encuentran en el carrer Major, y otros por su extraordinaria belleza, como el Passatge de Casa Rufina, con sus preciosas arcadas.
Pals también cuenta, como no podía ser de otra manera, con una muralla, una iglesia con elementos románicos, góticos y barrocos (la Iglesia de Sant Pere), restos de un antiguo castillo que se levantó a partir del siglo IX (del cual prácticamente solo sobrevive la icónica Torre del Homenaje, de los siglos XI y XII) y un interesante conjunto de masías, algunas fortificadas, que llegaron a cumplir distintas funciones. La más imponente, Ca la Pruna, construida en el siglo XVI, es la actual Casa de la Cultura.

Pals está repleta de encrucijadas, ya sabéis, esos cruces de calles que tanto han obsesionado siempre a mi cámara fotográfica. ¿Qué camino seguir? En Pals, elijáis el que elijáis, os conducirá a descubrir lugares fascinantes y asombrosos. No os marchéis de Pals sin callejear por los alrededores de la Torre del Homenaje, llegando hasta el mirador de Josep Pla, desde donde obtendréis una preciosa perspectiva del Empordà, del mar… ¡y hasta de las Islas Medas! Luego continuad por el Passeig Arqueològic que transcurre por el perímetro de la muralla hasta llegar a la antigua masía que sirvió de hospital. Un recorrido que nunca olvidaréis.


Pals es el lugar ideal para concluir este fantástico roadtrip por los pueblos medievales más bonitos del Baix Empordà. ¿Qué me decís? ¿Os han gustado estos pueblos del interior de esta comarca de ensueño?
¿Dónde comer?
Como siempre, finalizamos nuestro artículo con las mejores recomendaciones sobre dónde comer y dónde dormir por la zona. Si la hora de comer os sorprende en Pals y os apetece daros un buen homenaje, no lo dudéis, el mejor sitio donde degustar los mejores productos locales y la mejor comida (un buen arroz de Pals con bogavante, ¡exquisito!) acompañada de un buen vino es el Restaurant El Pedró, en pleno casco histórico. Acordaos de reservar con antelación, ¡la calidad está asegurada!

¿Dónde dormir?
Un lugar ideal para quedarse a dormir durante vuestro roadtrip por el Baix Empordà es el Mas Valentí 1511, puesto que no solo se encuentra cerca de todos los pueblos que vais a visitar, sino también de las playas y las calas cercanas (a nosotros nos vino de maravilla para visitar la playa de Sa Riera en Begur y la playa de La Fosca en Palamós). Se trata de una antigua masía rehabilitada como casa rural, con un jardín idílico donde disfrutar de un buen desayuno. ¡Los anfitriones disponen, además, de un servicio de alquiler de bicicletas y aceptan a los amigos de cuatro patas!

A veces no hace falta marcharse muy lejos para disfrutar de regiones maravillosas, ¿no es así? ¡El Baix Empordà os dejará sin palabras!
¿Os ha gustado este post sobre los pueblos de interior más bonitos de esta comarca gerundense? ¡Ayúdanos a compartirlo para que pueda llegar a muchas personas!
¡Hasta pronto, cantineleros!


16 comentarios
Miriam
No veo el día en que pueda recorrer todos esos pueblecitos qué maravilla Rafa, gracias por sacarlos a la luz!
Rafael Ibáñez
Estoy seguro de que muy pronto los visitarás, además tienes tu querido mar a un paso de allí 🙂 Muchísimas gracias por tu comentario amiga
Emma
Increíble esa lista de pueblos, son tan bonitos que parecen un decorado.
Hace mucho tiempo que no voy por esa zona, así que me los apunto todos porque soy absoluta fan del turismo de pueblitos.
¡Saludos!
Rafael Ibáñez
Disfrutarías tanto en esa zona como yo por tu tierra, amiga, estoy seguro. Muchisimas gracias por tu comentario, como siempre.
Robdor
Comarca liderada por independentistas… si tanto anhelan la independencia, que se visiten ellos mismos, no es lógico que odien a los españoles y pidan que les visitemos. Una pena, el lugar es precioso.
Rafael Ibáñez
Muchas gracias por leer nuestro artículo y por tu comentario!
Mari Pau Alcaraz
Como siempre, da gusto leerte y poder disfrutar de tus magníficas fotografías de un lugar de leyenda. Salut. Gracias
Rafael Ibáñez
Lo que da gusto es leer comentarios como el tuyo y ver que valoran el trabajo que uno hace. Muchísimas gracias Mari Pau
Cris
Acabo de descubrir tu blog con éste maravilloso reportaje. Yo vivo en el Baix Empordà y no me cansaría de hacer rutas por éstos pueblos.
Felicidades, permites viajar y disfrutar del viaje aún sin poder hacerlo.
Un abrazo
Rafael Ibáñez
Muchísimas gracias por tu comentario Cristina! Que te he hecho viajar aún sin poder hacerlo, es lo mejor que me podías haber dicho… La zona es una maravilla, si estuviese en Francia seguro que sería mucho más conocida, pero no, ¡así la tenemos para nosotros solos! Gracias de nuevo
Fernando Quiñonero.
He hecho más de una vez el recorrido en bicicleta. Una delicia. Las distancias son cortas y todo es casi llano con lo cual dificultad mínima. Y de paso podréis descubrir alguna ermita prerromanica o románica de las muchas que hay diseminadas por el territorio. Felicidades por la publicacion Rafael. Fotos muy buenas.
Rafael Ibáñez
Muchísimas gracias Fernando por tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado el artículo. Un abrazo!
Marcela
Excelente artículo. Los felicito.
Rafael Ibáñez
Muchas gracias Marcela!! Un fuerte abrazo
Esther
Qué artículo tan bonito!! Las fotos son preciosas. En dos semanas estaremos en esa zona y tu artículo me está ayudando a organizar la ruta.
Gracias por tu trabajo,
Esther
Rafael Ibáñez
Muchas gracias por tu comentario Esther, me alegro de que mi artículo os haya ayudado, seguro que habréis disfrutado muchísimo de esa preciosa ruta!