
Las Minas de Mazarrón, escenario post-apocalíptico
Indice
Que la Región de Murcia está repleta de sorpresas que no esperaríamos encontrar es un hecho incontestable. Una de estas sorpresas se encuentra en Mazarrón, localidad costera famosa por sus playas paradisíacas que son literalmente asaltadas por grandes cantidades de veraneantes (madrileños e ingleses, en su gran mayoría) que las visitan todos los años. Sin embargo, en Mazarrón también existen vestigios de otros tiempos en forma de restos arqueológicos que, de ser puestos en valor como Dios manda, otro gallo cantaría. Uno de estos lugares tiene, además, la curiosa particularidad de ser un escenario sugerente y siniestro, razón por la cual se ha convertido en los últimos años en un reclamo turístico para los amantes de la fotografía y los escenarios post-apocalípticos, con sus tierras de colores ocres, sus edificios en ruinas y sus charcas de color sangre. Bienvenidos a Marte, bienvenidos a un decorado post-apocalíptico. Bienvenidos a las Minas de Mazarrón.
Un poco de historia…
Como parte integrante de la Sierra de la Unión-Cartagena, el municipio de Mazarrón posee una tradición minera milenaria. Ya los fenicios se percataron del alto contenido de estas tierras en plomo, hierro, plata y zinc, así lo atestigua el descubrimiento de los dos famosos barcos fenicios hallados en la playa de la Isla del Puerto de Mazarrón (los dos más antiguos encontrados en aguas del Mediterráneo), cuya carga eran planchas de plomo dispuestas para el comercio. Después llegaron los cartagineses y luego, los romanos, atraídos por el mismo filón. La Carthago Nova romana (actual Cartagena) era por aquel entonces el centro de distribución de las materias primas manufacturadas, gracias a lo cual prosperó enormemente.

Después de siglos de inactividad minera, en el siglo XIX tuvo lugar un resurgimiento en la explotación de las antiguas minas romanas de los Cotos San Cristóbal y Los Perules, el Coto de las Pedreras Viejas y el Coto Fortuna, junto a otras instalaciones menores, y que perduró hasta bien entrado el siglo XX, cuando éstas funcionaban a pleno rendimiento y de cuya efervescencia se benefició el pueblo durante décadas. Durante los años 60 las minas dejaron de ser rentables, llegando el declive y con él, un inevitable abandono que ya está durando demasiado.
¿Cómo llegar?
Mazarrón se encuentra al sur de la Región de Murcia, a unos 72 km de distancia de la capital. Para llegar a este lugar sacado de una película de ciencia-ficción, hay que dirigirse a la localidad mazarronera por la autopista del Mediterráneo y justo antes de entrar a la ciudad, torcer a la derecha por un pequeño camino de tierra sin señalizar. La entrada resulta casi imperceptible para el conductor, de modo que hay que estar atento, aunque no debemos preocuparnos ya que si nos pasamos, siempre podemos preguntar a cualquier vecino, que os indicará muy amablemente cómo llegar. Como pequeña referencia, debemos buscar este panel informativo, la única señal visible que marca la existencia de este lugar mágico.

Una vez lleguemos al pequeño camino de tierra, debemos dejar el coche en la pequeña explanada que se encuentra justo al lado del panel informativo y caminar una distancia de algo menos de medio kilómetro por un sendero algo abrupto y difícil de recorrer en coche, a no ser de que se trate de un 4×4.
Visitar las minas
El acceso es gratuito y libre ya que actualmente se trata de un espacio abandonado, lo cual no significa que no debamos tomar ciertas precauciones. A medida que nos vayamos acercando al espacio de los diferentes cotos de las minas nos iremos encontrando con alguna señal advirtiendo del peligro aún existente de las perforaciones y los pozos abiertos, ¡algunos de ellos con más de 500 metros de profundidad!

Al llegar a la altura de los primeros edificios en ruinas, a uno le dan ganas enseguida de sacar su cámara de fotos. El paisaje es sobrecogedor, tanto por los diversos colores de la tierra como por los edificios abandonados. Estos edificios pertenecen a la época de esplendor de la minería en Mazarrón, que se extendió a lo largo de los siglos XIX y XX.


Pero estos edificios son también el reflejo del durísimo trabajo minero que se llevaba a cabo en nuestro país, donde los mineros trabajaban durante largas jornadas por sueldos miserables bajo condiciones infrahumanas y muy peligrosas. Desde aquí nos gustaría abogar por que algún día las instituciones se decidan a convertirlo en un museo al aire libre y poder honrar así a todos aquellos que trabajaron aquí (incluidos menores de edad).

Una experiencia multi-sensorial
Necesitaréis entre dos y tres horas para recorrer los diferentes cotos de las minas. Nosotros tuvimos la extraña sensación de estar recorriendo una ciudad post-apocalíptica de un planeta lejano, muy lejano. Los increíbles tonos ocres y rojizos de las montañas, fruto del proceso de erosión de los minerales, convierten a las Minas abandonadas de Mazarrón en un lugar único y especial (y también dotado de cierta toxicidad para el medio ambiente).


Hay algunos lugares en las Minas abandonadas de Mazarrón verdaderamente pintorescos, difíciles de ver en cualquier otro lugar, como son por ejemplo las pequeñas charcas de color rojo que se forman fruto del fenómeno del drenaje ácido de los óxidos, propiciado por la lluvia y la acumulación de óxido de hierro y otros minerales en la tierra. Por ello, sin duda el mejor día para visitar las Minas abandonadas de Mazarrón siempre será el día después de una buena tormenta (hecho que no suele ser demasiado frecuente aquí).



Llegar hasta estas charcas es toda una oportunidad para fotógrafos profesionales o amateurs. Si hay suficiente cantidad de agua, existen dos charcas principales que hay que visitar obligatoriamente. La primera de ellas se encuentra en medio de un terreno llano rodeado de montañas y un paisaje desolador, cerca de unos edificios abandonados.


La segunda se encuentra no muy lejos de allí, enfrente del edificio principal de todo el complejo. Para llegar hasta allí hay que dar un pequeño rodeo que no defraudará al visitante, pues le obsequiará con nuevas montañas de intensos colores.


La estampa del edificio de fundición principal es la de un imponente castillo moderno al que hay que presentarle nuestros respetos. Esta es la zona en la que más cuidado debemos poner ya que, a pesar de que es posible explorar libremente su interior, abunda la presencia de hondos pozos y perforaciones. ¡Muchísimo cuidado!


El plato fuerte de la visita de las Minas de Mazarrón es probablemente la segunda charca roja, situada muy cerca del edificio principal. Su aspecto es muy curioso y sin duda resulta el lugar más fotogénico de toda la zona.



En definitiva, la visita de las Minas abandonadas de Mazarrón no deja indiferente a nadie y sin duda supone una experiencia multisensorial completa. No solamente por unos colores intensos e irreales, también por el ensordecedor silencio que reina y por el olor que aún hoy en día desprenden algunos minerales. Como dijimos al principio, un auténtico paraíso para los fotógrafos y los amantes de los lugares decadentes y fantasmales.

Y tú, ¿qué dices? ¿Te atreverías a visitar este lugar sabiendo de su toxicidad y peligrosidad? ¿Te ha gustado este artículo sobre las Minas de Mazarrón? ¡Ayúdanos a compartirlo!
¡Hasta la próxima!


4 comentarios
Los Pobres También Viajamos
Qué lugar tan interesante, y tan extraño, y tan triste a la vez.
Voy a confesar una cosa: no hemos estado nunca en Murcia.
Rafael Ibáñez
Pues ya estáis tardando en hacernos una visita, os recibiremos encantados y os llevaremos a los lugares más bonitos de nuestra región!!
Inmaculada
Interesante, voy hoy a visitarlo. Gracias por la información
Rafael Ibáñez
Gracias por pasarte por el blog cantinelero!