
Liétor y Ayna, que no es poco
Dos pueblos de película en Albacete
Indice
Parece ser que poco a poco vamos cumpliendo con uno de nuestros compromisos viajeros, que no es otro que el de conocer a fondo los pueblos más bonitos de la vecina provincia de Albacete (con sus respectivos atractivos). Hay mucho donde elegir (Nerpio, Letur, Yeste…) y no va a ser fácil completar esta ambiciosa tarea, sin embargo hay momentos en que la ocasión la pintan calva. Cierto día vinieron a visitarnos desde Barcelona mi hermana Alicia y su maromo Sergio, o sea mi cuñado, aunque para ser más exactos diremos que vinieron a ver especialmente a su sobrina Elia, para qué nos vamos a engañar. Ese fin de semana lo aprovechamos para visitar el Castillo de Santa Bárbara de Alicante y también dos pueblos situados en la Sierra del Segura albaceteña a los que hacía tiempo que teníamos muchas ganas: Liétor y Ayna, dos lugares marcados por una película española del año 1988, Amanece que no es poco, de la que luego os hablaré. Nos dejó muy buen sabor de boca sobretodo el primero de ellos, así que decidí regresar allí un mes después cuando vinieron a visitarnos mis padres (a Elia más bien, nuevamente…) para que conocieran un lugar que seguro les iba a encantar.
Hoy vamos a adentrarnos en una zona que parece diseñada específicamente para romper todos los maliciosos tópicos que existen sobre la provincia de Albacete. La Sierra del Segura, en su ámbito albaceteño, es un oasis de vegetación en medio de la llanura, un territorio que haría callar ipso facto a todas las lenguas viperinas y malintencionadas que desconocen cuántos atractivos esconde esta parte del mundo. Desde nuestra Cieza solo tenemos que conducir por la autovía A-30 dirección Albacete hasta Hellín y desde allí tomar una carretera secundaria hasta Liétor, nuestro primer destino. Solo unos 50 minutos nos separan de allí. Más tarde nos dirigiremos a Ayna, la conocida como la «Suiza manchega» debido a su privilegiada posición entre montañas.
Liétor, el de las momias y la ermita con las pinturas populares
A nuestro juicio resulta indispensable conocer Liétor, votado por los propios manchegos como el más bonito de la Mancha en 2017, a través de a una de las visitas guiadas que ofrece la Oficina de Turismo (coste 3€ por adulto, niños gratis) pues de lo contrario uno no podría encontrar abiertos sus monumentos más importantes. Su guía Juan, hombre sencillo y amante de su pueblo, os conducirá a sus atractivos más importantes a través del laberinto de calles y patios interiores que diseñaron con tanto gusto los árabes (uno de los entramados urbanos musulmanes mejor conservados de toda la provincia).


Liétor cuenta con un buen número de pintorescos rincones que bien justificarían por sí mismos una visita. La Fuente del Pilar es un buen ejemplo de ello.

Situada en la Plaza Mayor por debajo de finos balcones de madera, esta fuente del siglo XVII está compuesta de tres caños y un abrevadero decorado con escenas populares de El Quijote realizadas con cerámica de Manises. Una delicia, vamos…

Sin embargo, de todos los atractivos existentes en Liétor hay 3 que no hay que perderse bajo ningún concepto: la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol, la Ermita de Belén y el Convento de San Juan de la Cruz (ex convento de los Carmelitas Descalzos), en cuya cripta se encuentra una sorpresa difícil de igualar.
Iglesia parroquial de Santiago Apóstol
Justo al lado de la Oficina de Turismo se encuentra un interesante templo del siglo XVIII dedicado al Apóstol Santiago (cabe mencionar que Liétor formó parte, al igual que otros pueblos cercanos, del territorio cuya influencia dependía de la Orden de Santiago, de ahí que existan muchos templos dedicados al santo), cuya capilla del Altar Mayor muestra un notable muro decorado con la técnica del trampantojo realizado por el italiano Paolo Sistori en 1795.

En el lado izquierdo del altar principal el visitante obtiene la recompensa de admirar un fabuloso altar barroco, uno de los más destacados de la Mancha, el Altar de la Virgen del Espino.
Resultaría pecado mortal (nunca mejor dicho) marcharse de la iglesia sin visitar el pequeño y curioso Museo Parroquial, que custodia todo tipo de objetos sacros, piezas arqueológicas y una valiosa colección de documentos escritos (entre ellos, el contrato de venta de una esclava morisca, un estatuto de limpieza de sangre y un papel firmado por el mismísimo rey Felipe II). En la planta superior de dicho museo encontraréis otra curiosa colección, esta vez de objetos cotidianos donados por los habitantes de Liétor y que formaron parte de la vida popular manchega durante las últimas décadas.


Ermita de Belén
Vamos con la joya de Liétor (con permiso de las momias incorruptas de la cripta del convento), la Ermita de Belén, cuyo exterior es el envoltorio más inocuo posible para el contenido más fabuloso posible. No os dejéis llevar por la primera impresión del exterior: una vez atravesada la puerta, os espera un auténtico espectáculo visual sin parangón.

¿Qué se encuentra en el interior de este pequeño templo de techado de madera? Posiblemente la mejor colección de pintura popular del siglo XVIII a nivel nacional, razón por la cual fue declarada Monumento Histórico Artístico. Este auténtico estallido colorista que invadirá todos tus sentidos se debe a la mano de un artista (o artistas, en plural) anónimo e inexperto que plasmó un original ciclo de ornamentos vegetales, escenas religiosas y personajes bíblicos distribuidos por todas partes, muros, techos y puertas, entorno a la imagen de Ntra. Sra. de Belén, situada en el pequeño altar principal. Nosotros nunca habíamos visto nada igual…


Lo que resulta increíble de esta obra pictórica no es precisamente el virtuosismo técnico demostrado por el desconocido artista (una persona que con toda seguridad no poseía formación en arte) sino en su maravillosa ingenuidad y en su inquebrantable devoción, fuente de su inmensa pulsión creativa.

Nuestro guía nos explicó todo tipo de curiosidades acerca de la ermita. Por lo visto, durante la época de penurias de la postguerra, una gran cantidad de personas tomó este lugar como residencia, encendiendo fuegos en su interior para resguardarse del frío. También sirvió de plató de cine, pues aquí se rodó en el verano de 1988 una de las escenas de Amanece que no es poco, concretamente la que corresponde al momento en el que el pueblo acude a misa, convirtiéndose así en uno de los puntos clave de la denominada ruta amanecista. Esta ruta recorre todos aquellos lugares donde se filmaron las escenas de esta ya película de culto en tres pueblos de la Sierra del Segura: Ayna, Molinicos y, por supuesto, Liétor. Cuando lleguemos a Ayna os daremos todos los detalles de esta ruta.
Las momias del Convento de San Juan de la Cruz
La visita guiada al pueblo finaliza siempre en el antiguo ex convento de los Carmelitas Descalzos, habitado por estos monjes hasta la desamortización de Mendizábal de 1835. Solo la iglesia se ha conservado de todo el conjunto monástico y hoy se utiliza, además de para la liturgia, como sede de un ciclo anual de conciertos de órgano. En el altar mayor hay una imagen de la Virgen del Carmen atribuida al genial escultor murciano Salzillo.

La verdadera sorpresa difícil de igualar de la que hablábamos antes aguarda precisamente debajo del altar mayor. Supimos de ella por primera vez gracias a un memorable artículo de Sele del blog El rincón de Sele, uno de los primeros en destapar un misterio que había permanecido oculto al gran público hasta hace relativamente poco. En los años 60 se descubrió accidentalmente una cripta subterránea donde descansaban alrededor de 20 cuerpos momificados pertenecientes a personas que habían vivido hace unos dos siglos. Desgraciadamente al descubrimiento siguió el saqueo de este minúsculo recinto y el deterioro de las momias de Liétor, que incluso conservaban sus vestimentas originales (muchas de ellas indumentarias eclesiásticas, pues la mayoría de las momias corresponden a frailes). Ante tal confusión, terminaron siendo colocadas un poco por intuición (mezclando los huesos) dentro de agujeros en las paredes protegidos por cristales.

Nuestro guía nos hacía conocedores de estas y otras circunstancias mientras contemplábamos aterrados a las momias, cuyo gesto de dolor en el rostro de algunas de ellas había quedado congelado en el tiempo para siempre. El espléndido estado de conservación de las momias gracias a la baja temperatura constante en la pequeña cripta, hace que a uno se le pongan literalmente los pelos de punta, incluso a personas como mi madre que es una morbosa en toda regla.



Muy cerca del convento, bajando unas escaleras, uno puede acceder al Lavadero del Ramblón, un antiguo lavadero que, como en muchos lugares de la geografía nacional, se convirtió en un importante lugar de encuentro para las mujeres de los años 50 en adelante (hoy sirve como sala de exposiciones). No dejéis de echar un vistazo a los alrededores, donde el agua fluye a sus anchas hasta llegar a la huerta.


Otra cosa de lo que puede presumir Liétor (y ya van unas cuantas) es de miradores. Existe uno especialmente espectacular sobre una pasarela suspendida sobre el acantilado por el que cuelgan algunas casas del pueblo, asomándose al río Mundo. Al final de la pasarela se puede acceder a la cueva natural del Pilancón, cuyo interior esconde, según la tradición oral de los letuarios, tesoros de los moros.

Marcharse de Liétor después de haber disfrutado de todos sus atractivos produce una sensación en el visitante muy parecida a la del buen comer: uno queda tan plenamente satisfecho que lo recordará toda la vida.

Ayna, el pueblo de la película Amanece que no es poco
Continuamos nuestra ruta de un día hacia el oeste en dirección a otro de los pueblos más interesantes de la provincia de Albacete, Ayna, a tan solo 25 minutos de distancia de Liétor. A nosotros no nos pareció tan bonito como aquél, que conste. Lo que no se puede dudar es de la espectacularidad de su ubicación. Enclavado entre riscos de auténtica postal y bañado por el inagotable río Mundo, a Ayna se la conoce popularmente como «la Suiza manchega». Y es que Ayna te puede gustar más o menos (a nosotros, menos), pero es un pueblo con vistas de infarto.
Miradores de Ayna
Para muestra, un botón. Antes de entrar al pueblo, conviene hacer dos paradas previas. La primera de ellas es el mirador del Diablo, situado a las afueras, en la zona alta, desde donde se obtiene la mejor instantánea posible de Ayna. No puede haber discusión posible al respecto, juzgad vosotros mismos.

La segunda parada es solo unos pocos metros más adelante, un nuevo mirador, el llamado mirador del Sidecar (o de la Rodea Grande), cuyo nombre consideraríamos cuanto menos extraño de no ser por el hecho de que justo allí se encuentra una réplica del sidecar que los actores Antonio Resines y Luis Ciges montaron en Amanece que no es poco, una película de José Luis Cuerda rodada en el verano de 1988 casi en su totalidad en Ayna y sus alrededores.

La ruta Amanece que no es poco
Si bien en su momento no gozó de un éxito arrollador, hoy podemos decir que ha envejecido como el mejor de los vinos y ya está considerada como una película de culto que cobra hoy más sentido que nunca. Debemos confesar que nosotros la vimos poco antes de visitar Ayna (el cine español no es precisamente una de nuestras grandes pasiones) y la encontramos absolutamente genial y desternillante. El film basa su premisa en mostrarnos una realidad absurda y surrealista de un pueblo cualquiera del Albacete profundo, donde se lee a Dostoyevski, los hombres nacen de los bancales, los borrachos cornudos se desdoblan y donde se celebran asambleas para elegir al alcalde, al cura y a la puta del pueblo. Situaciones de lo más disparatado se suceden una tras otra, sin dar respiro ninguno al espectador, elaborando poco a poco un vodevil absurdo pero con más lógica y sentido de lo que aparenta.

Desconozco a quién se le ocurriría la idea de aprovechar el hecho de que José Luis Cuerda decidiera situar la mayoría de localizaciones para su película en Ayna, pero desde luego acertó de pleno pues hoy la llamada ruta amanecista se ha convertido en el principal reclamo turístico de un pueblo que, por otro lado, no iguala en atractivo a su extraordinario entorno natural.

Se os proporcionará un mapa de toda la ruta en la Oficina de Turismo o en el Centro de Interpretación de la Ruta Amanece que no es poco (sito en la Ermita de Ntra. Sra. de los Remedios), una ruta que, después de las 14 localizaciones en Ayna, continúa con otras 10 en Molinicos y, como ya hemos visto, otras 6 en Liétor. Durante nuestra visita fuimos siguiendo algunos de los puntos indicados en el mapa, algunos muy curiosos (aunque algo abandonados también) con unos pocos elementos de atrezzo.


Es, en definitiva, la excusa perfecta para explorar tanto el casco urbano como la parte baja a orillas del río Mundo, sin duda la más recomendable puesto que uno se encuentra en plena naturaleza. Si estáis interesados en conocer más detalles de esta ruta, os recomiendo leer este fabuloso artículo de El rincón de Sele.



No tardaremos en venir a descubrir algún otro pueblo de la provincia de Albacete, ya os lo digo. Me da a mí que todavía nos esperan muchas sorpresas por descubrir en estas tierras…
¡Hasta la próxima!


3 comentarios
Emma
Me encanta. Y reconozco que yo tenía mis prejuicios viajeros sobre esta zona…
Rafael Ibáñez
Querida Emma, a mí me pasaba lo mismo y cuanto más voy conociendo de esta provincia más enamorado estoy de ella. Pronto escribiremos sobre Yeste y Letur, otros dos pueblos muy, muy recomendables. Un abrazo y gracias por tu comentario!
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