C. Valenciana,  LUGARES CON HISTORIA

La ruta de los Borja

Una dinastía legendaria en la provincia de Valencia

Los Borja. Una de las familias nobles más poderosas e influyentes del Renacimiento europeo. La mayoría de nosotros los conocemos mejor como los Borgia, pero ésta sólo era la rama italiana de su linaje. En realidad, la rama principal se estableció en la actual provincia de Valencia y fue allí donde ejercieron todo su poder. ¿Y lo que las óperas, los libros y la televisión nos han vendido sobre ellos? Toda una «campaña de difamación», que diríamos hoy en día, orquestada hace mucho tiempo atrás con el fin de desacreditarles.

Para indagar qué se esconde tras el mito, emprendo la ruta de los Borja para saber de primera mano quiénes eran realmente, los singulares avatares que les llevaron a convertirse en la más universal de las estirpes valencianas y el porqué de esa leyenda negra que les ha perseguido durante siglos.

Castillo de Játiva

Muchas regiones de España poseen su propia ruta monográfica estrella y Valencia no podía ser menos. Hoy os propongo un itinerario repleto de monumentos con un valor histórico-artístico asombroso y que suelen pasar desapercibidos para la mayoría del público en general. Trazaré, así pues, una propuesta de ruta para 4 días señalando los principales lugares vinculados a la familia Borja al mismo tiempo que trataré de arrojar algo de luz al misterio. ¡Y con una sorpresa final!

Una familia legendaria con leyenda negra

Los Borja, cuyo origen debemos situar en suelo aragonés, llegaron a tierras valencianas con la conquista por parte de Jaime I en el siglo XIII. Se establecieron primero en el entorno de Canals y Játiva, donde entraron en el Consell de algunas villas y comenzaron a disfrutar de los privilegios propios de la baja nobleza. Algunos de sus miembros empezaron a desempeñar cargos cada vez más importantes dentro de la Iglesia, hasta que Alfonso de Borja llegó a lo más alto de la curia romana en 1455 cuando fue elegido papa con el nombre de Calixto III (1378-1458).

Iglesia de San Nicolás de Bari de Valencia

El descarado nepotismo del que hizo gala éste para beneficiar a la familia tuvo continuidad en su sobrino Rodrigo de Borja (1431-1503), quien llegaría a convertirse tiempo después en el segundo papa Borja. Alejandro VI también se valió de su influencia para colocar estratégicamente a sus numerosos hijos ilegítimos en diversos puestos clave de poder. La decisión de que su primogénito Pedro Luís se casara con doña María Enríquez, duquesa de Gandía y prima del rey Fernando II de Aragón, es solo un ejemplo de ello. Para no comprometer la posesión de tan prestigioso ducado, a la temprana muerte de Pedro Luís el papa decidió volver a casarla con el segundo hermano, Juan de Borja. A partir de entonces, el Palacio Ducal de Gandía se convertiría en el feudo principal de un dominio señorial que crecería aún más con el paso de los años.

Palacio Ducal de Gandía

Del mismo modo prosperaba la rama de los Borgia en Italia. Cesare Borgia, otro de los hijos del papa, protagonizó una azarosa vida primero como cardenal y luego como capitán de los ejércitos papales, llegando a devolver la supremacía pontificia a los territorios de la Romagna. Se dice que su personalidad fue la que inspiró en parte a Maquiavelo para su personaje de El príncipe.

Y qué decir de Lucrezia Borgia, sobre quien más ha planeado la sombra de la infamia y los escándalos. Ella se convirtió en un instrumento de las luchas políticas de su padre Alejandro VI y de su hermano Cesare, obligándola a casar por varias veces con el fin de conseguir provechosas alianzas.

Esculturas de los 5 miembros más célebres de la familia Borgia en la Plaza de las Escuelas Pías de Gandía

La muerte del papa terminó con este periodo de esplendor de una de las dinastías más odiadas de la historia pontificia, en parte por tratarse de una familia foránea. La vida inmoral y el excesivo nepotismo de Alejandro VI llevaron a sus enemigos, que eran cuantiosos, a fabular todo tipo de acusaciones falsas contra ellos. Estamos frente al germen de la leyenda negra que ha perseguido a los Borja hasta nuestros días, una leyenda plagada de innumerables escándalos entre orgías, incestos, envenenamientos, asesinatos y corruptelas varias. Prácticas que, por otro lado, si bien hoy nos parecen de lo más despiadadas, no hay que olvidar que en aquella época eran de lo más habitual.

En cualquier caso la estirpe consiguió mantener muchas de sus posesiones hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando falleció 0 sin descendencia la última duquesa de Gandía portadora del apellido Borja.

La Ruta de los Borja en Valencia

Ya conocemos un poquito más a nuestros protagonistas. Ahora os propongo atravesar juntos los principales conjuntos monumentales y poblaciones valencianas donde los Borja dejaron su impronta. Articularé dicho itinerario en 3 etapas distintas teniendo en cuenta sus 3 zonas de influencia principales (Játiva, Gandía y Valencia), aunque hay que tener en cuenta que serían necesarios al menos 4 días para visitar todos los lugares.

CONSEJO CANTINELERO

A excepción de las grandes ciudades, donde sí existe una buena gestión turística, en los municipios más pequeños que forman parte de la ruta de los Borja os encontraréis con ciertas dificultades a la hora de visitar sus monumentos. Algunos solo son visitables mediante reserva previa y visita guiada, otros simplemente suelen estar cerrados al público. Con el fin de evitar más de alguna sorpresa desagradable, desde aquí os aconsejamos que os pongáis en contacto previamente con los respectivos ayuntamientos u oficinas de turismo antes de dirigiros a vuestro destino.

Etapa 1

Es de justicia comenzar esta ruta de los Borja en los territorios de Játiva, ya que fue allí donde la dinastía se estableció primeramente a su llegada al Reino de Valencia.

Torre de Canals

En lo que hoy es la pequeña localidad de Canals nació el primero de los dos papas Borja, Alfonso de Borja (Calixto III), concretamente en el interior del edificio desde el que la familia administraba su pequeño territorio. De este edificio solo ha quedado en pie una torre que los musulmanes habían erigido para defenderse de la amenaza cristiana y que posteriormente fue añadida a la residencia gótica. Se comenta, así mismo, que el pequeño oratorio que se encuentra frente a la torre también pertenecía a dicha estructura y que en su interior se conservaban huellas (ya inexistentes) que apuntaban a los Borja, datos que desgraciadamente no he podido contrastar por no haber podido acceder a su interior.

LA PROFECÍA DEL SANTO QUE SE CONVIRTIÓ EN REALIDAD

Una arraigada tradición popular expresada en diversas narraciones nos habla de una profecía atribuida a San Vicente Ferrer, el célebre dominico valenciano, según la cual éste le predijo al mismísimo Alfonso de Borja que llegaría a ser papa y que, una vez llegado ese momento, le canonizaría, hecho que terminó sucediendo en 1455, cuando ya llevaba varios años muerto el santo.

La torre de Canals

Játiva

En Játiva, capital de la comarca de La Costera, nació el que llegaría a ser el segundo papa Borja, Rodrigo de Borja (Alejandro VI). Esta animada ciudad repleta de tesoros artístico-históricos ofrece al visitante su propia ruta dedicada a los Borja que por nada del mundo podéis perderos.

Ruta de los Borja de Játiva

Ésta suele arrancar en la Iglesia de San Francisco, del siglo XIV, que los Borja convirtieron en el lugar de enterramiento de algunos de sus miembros, y continúa atravesando la Calle Montcada, aquella donde las familias nobles más importantes tenían sus residencias. Todavía hoy algunas de ellas conservan sus portadas de piedra, escudos heráldicos y balcones de forja. Tras dejar atrás la fachada del Real Monasterio de Santa Clara, donde Beatriz de Borja (hermana del papa) ocupó el cargo de abadesa, llegaréis a la preciosa Plaza de la Trinidad, epicentro de la ciudad medieval y rodeada de edificios tan singulares como el Palacio de Alarcón (mansión del siglo XVIII) y el Convento de la Trinidad (del siglo XIV). Allí os recibirá una de las pocas fuentes góticas que se conservan en España y una de las más bonitas de las muchas que encontraremos en «la ciudad de las mil fuentes».

Unos metros más adelante os llevarán hasta la casa donde nació Rodrigo de Borja, futuro pontífice Alejandro VI en 1431, actualmente de propiedad privada. No todos los días se tiene la oportunidad de estar frente a la casa de un papa, a pesar de que su aspecto haya cambiado notablemente con el paso de los siglos. No muy lejos de aquí, la Iglesia de San Pedro, una de las más antiguas de Játiva y donde el propio Rodrigo fue bautizado.

Tras una pronunciada cuesta llegaréis a la Plaza de Calixto III, presidida por el palacio que fue sede del arcediano de Játiva, del siglo XV, con tres blasones en su fachada dedicados a los Borja; y por el Antiguo Hospital Real que Jaime I fundó a mediados del siglo XIII y que, tras su reconstrucción siglos después, se convirtió en uno de los primeros edificios civiles con trazas renacentistas de la ciudad. En 2006 se restauró la capilla para albergar la sede del Espai Borja, donde podréis visualizar un breve documental sobre la historia de nuestra dinastía protagonista. En un rincón contiguo, no podéis perderos el llamativo y fotogénico retablo cerámico del siglo XVIII de Casa Artigues, notable familia de farmacéuticos, el cual representa a los personajes más ilustres de la ciudad (entre ellos, sus dos papas).

Frente al Antiguo Hospital encontraréis el edificio más importante de Játiva (con permiso de su castillo), la Colegiata, conocida popularmente como La Seu a pesar de que la ciudad no ha visto satisfecha su aspiración de convertirse en sede episcopal. «Cuando ese momento llegue», bromeaba nuestro guía, «Játiva ya tiene preparada su catedral».

Este imponente edificio (curiosamente es más grande que la propia Catedral de Valencia) comenzó a erigirse a finales del siglo XVI sustituyendo a uno anterior y combina diversos estilos arquitectónicos. Su interior alberga, entre otras joyas destacadas, un altar de Ventura Rodríguez, un majestuoso presbiterio presidido por la imagen de la Madre de Dios de la Seu, obra de Mariano Benlliure, y un museo de arte sacro que alberga obras de arte que pertenecieron a los Borja, como el cáliz de Calixto III, la Custodia Mayor de Alejandro VI o el retablo de Santa Ana, conocido como de Calixto III.

¿SABÍAS QUE…?

A los habitantes de Játiva se les conoce como socarrats, literalmente «chamuscados». El origen se encuentra en un suceso histórico desafortunado, la quema de la ciudad en 1707 por orden del rey Felipe V, vencedor de la Guerra de Sucesión, como represalia a la feroz resistencia austracista por parte de los setabeneses. El objetivo del nuevo monarca era borrar de la memoria y del mapa a la ciudad, a la que arrasó e incluso cambió el nombre por el de Colonia Nueva de San Felipe. En el Museo de Bellas Artes de Játiva se expone un retrato del propio Felipe V, con la peculiaridad de que se encuentra colgado… ¡boca abajo! Hacia 1940, el conservador del museo Carlos Sarthou lo colocó así como gesto de venganza simbólica y desde entonces permanece en dicha posición.

Retrato de Felipe V, de José Amorós

Visitad este museo si deseáis admirar, además, una de las colecciones pictóricas públicas más importantes de la Comunidad Valenciana, con obras de José de Ribera (natural de Játiva, por cierto), Francisco de Goya, Vicente López, Santiago Rusiñol o Mariano Benlliure, entre muchos otros. Expone también destacadas piezas escultóricas de la desaparecida capilla de los Borja que el papa Calixto III mandó erigir en el templo que antecedió la construcción de la colegiata.

Castillo de Játiva

Ninguna visita a Játiva estaría completa sin deambular por su castillo, una joya patrimonial de primer orden cuyo recinto es uno de los más amplios de toda España. De sus dos espacios claramente diferenciados, el Castell menor es el más antiguo, de origen íbero y romano, y el Castell major es ya de época medieval. Ya desde muy lejos se pueden apreciar esas características murallas que serpentean en lo alto de la montaña y que conectaban la fortaleza con la ciudad.

Castillo de Játiva

Diversas culturas han dejado su legado en la fortaleza de Játiva, la cual ha desempeñado un papel clave durante distintas épocas históricas y en diversas contiendas, especialmente tras la conquista cristiana por parte de Jaime I el Conquistador, cuando pasó a ser una de las principales posiciones defensivas frente al Reino de Castilla y una de las prisiones de Estado de la Corona de Aragón.

Castillo de Játiva

Éste es precisamente el asunto que a nosotros más nos interesa en lo que a nuestro recorrido borjiano se refiere, pues uno de sus reos más ilustres llegó a ser Diego de Borja, hermanastro de San Francisco de Borja (de quien más tarde hablaremos). Por lo visto fue encarcelado en las mazmorras de este castillo acusado de un asesinato enmarcado en el contexto de profundas rivalidades entre bandos nobiliarios que el Reino de Valencia vivió durante el siglo XVI.

Castillo de Játiva

Para acceder a este colosal testigo de la historia se debe ascender una pronunciada pendiente que los más aventureros harán a pie y los menos osados subirán en coche o en autobús.

Castillo-Palacio de los Milà y Aragón de Albaida

A apenas 20 kilómetros de Játiva encontramos la ciudad de Albaida, en cuya plaza principal se erige un imponente palacio que incomprensiblemente suele pasar desapercibido para las personas que visitan la provincia de Valencia. Construido en el siglo XV aprovechando tres torres de la antigua muralla musulmana, este castillo-palacio perteneció a los señores (y posteriormente marqueses) de Albaida, los cuales estaban directamente emparentados con los Borja. Los Milà y Aragón, que así se llamaba esta familia, tuvieron que reformar su palacio durante los siglos XVI y XVII, cuando se hizo necesaria la construcción de una nueva iglesia de mayores dimensiones en la villa.

Castillo-Palacio de los Milà y Aragó

La visita guiada al interior del palacio (siempre bajo petición previa a la Oficina de Turismo de Albaida) es sumamente interesante. Destacan sobremanera los arcos apuntados de piedra de la sala gótica que formaban parte de la estructura original del siglo XIII y las pinturas barrocas de las diferentes estancias palaciegas realizadas por Bertomeu Albert que representan una notable diversidad de seres fantásticos. Algunas como el Salón del Trono o de la Música resultan especialmente bonitas. Cabe recordar que actualmente el Castillo-Palacio de los Milà y Aragón alberga el Museo Internacional de Títeres de Albaida (MITA).

Ya que estáis en Albaida, aprovechad para hacer dos visitas más, aunque nada tengan que ver con los Borja. En primer lugar, entrad en su maravillosa Iglesia de la Asunción, construida como antes dije durante los siglos XVI y XVII sustituyendo a un templo anterior más pequeño. En su interior un detalle os llamará poderosamente la atención: los coloridos frescos que hay entre los arcos de las capillas y la cornisa de la nave, así como también el conjunto de óleos que se encuentran en el altar.

Todo eso fue pintado por José Segrelles, el artista más visionario de la Comunidad Valenciana y natural de Albaida cuya casa-museo, situada a pocos metros de la iglesia, hará las delicias de los amantes del arte. Para poder acceder a su interior y admirar esa increíble colección de cuadros repletos de seres monstruosos y fantasmagóricos que incluso han influido en grandes cineastas actuales (como Guillermo del Toro), es necesario ponerse en contacto previamente con Juan Carlos (606364831).

Etapa 2

La segunda etapa de nuestra ruta Borja comprende todos aquellos monumentos que se encontraban al amparo del ducado de Gandía, ciudad que se convertiría en el feudo principal de la familia.

Palacio Ducal de Castelló de Rugat

Después de que los Borja se hicieran con el ducado de Gandía, numerosos territorios pasaron a formar parte del mismo, como Castelló de Rugat, que anteriormente había sido una baronía administrada por los Señores de Bellvís. A ellos les compraron precisamente su palacio en el siglo XV para utilizarlo como una de sus residencias de verano tras ampliarlo y mejorarlo para su disfrute personal.

Hoy en día solo sobreviven unos pocos restos arqueológicos del mismo (sólo se mantiene en pie una parte de la fachada y unos pocos trazos de la barbacana defensiva), pero son un mudo reflejo de la elegancia y el porte que llegó a tener en otro tiempo. Cuidado, que para llegar hasta estos vestigios deberéis pedir una instancia en el ayuntamiento (esta es la manera oficial) o emplear métodos menos ortodoxos… Vosotros ya me entendéis.

Palacio de los Borja en Castelló de Rugat

Gandía

El periodo de esplendor en el que los Borja residieron en Gandía, gracias en parte a la producción de la caña de azúcar, legó una gran cantidad de patrimonio arquitectónico a esta ciudad. Es por esta razón que la Gandía también dispone de una ruta de los Borja propia.

Ruta de los Borja de Gandía

Ésta podría comenzar en su Plaza Mayor, donde se alza el templo más importante de la ciudad, Santa María, que el papa Alejandro VI, gracias a una petición de su nuera, la duquesa María Enríquez, elevó a la categoría de colegiata. De hecho, fueron los Borja quienes impulsaron la finalización del edificio (después de iniciarse a mediados del XIV bajo el ducado de Alfonso el Viejo) contando con algunos de los artistas más importantes del momento para que trabajaran en él, como Pere Compte, Damià Forment o Paolo de San Leocadio.

El recorrido continúa con la visita del antiguo Hospital de San Marcos (actual sede del Museo Arqueológico de Gandía y del Museo de Santa Clara), fundado en la segunda mitad del siglo XIII y donde destacan los maravillosos arcos apuntados de la Sala de los Hombres y las espléndidas bóvedas de la Sala de las Mujeres; y del Convento de Santa Clara, en el cual las mujeres Borja prácticamente monopolizaron el cargo de abadesa durante buena parte de los siglos XVI y XVII (entre ellas, la propia María Enríquez).

Hospital de San Marcos

Un corto paseo de apenas 5 minutos os llevará hasta la Plaza de las Escuelas Pías. Allí se levanta un monumento con 5 esculturas de bronce que representan a los miembros más célebres de la dinastía que nos ocupa (los dos papas, Lucrezia Borgia, Cesare Borgia y San Francisco de Borja). Se hallan justo enfrente de un edificio histórico, el que llegó a albergar una de las universidades más antiguas de Europa y la primera en todo el mundo regida por la Compañía de Jesús.

Lo que en principio comenzó siendo un proyecto para levantar un colegio llegó a transformarse en universidad a petición del mismo San Francisco de Borja. Y no fue ésta la única aportación del IV duque de Gandía a la villa, también mandó ampliar su muralla defensiva en el barrio de extramuros, especialmente importante porque allí se encontraban los centros productores de azúcar. El vestigio más llamativo que aún pervive de este antiguo muro del siglo XVI es el Torreón del Pi.

Palacio Ducal de los Borja

Sin duda el monumento estrella de la Gandía de los Borja (y me atrevería a decir que de toda la ruta de los Borja) es su Palacio Ducal, el edificio principal que la estirpe borjiana poseía en tierras valencianas. Hoy constituye uno de los ejemplos de la arquitectura civil más emblemáticos del patrimonio arquitectónico y artístico valenciano.

El aspecto actual del palacio es el resultado de diversas modificaciones a lo largo de los siglos, desde su construcción como fortaleza urbana en el siglo XIV en tiempos de Alfonso el Viejo hasta su posterior transformación en palacio residencial en tiempos de los Borja. Posteriormente el clan fue añadiendo más estancias al imponente inmueble durante casi 300 años.

De todas ellas, destacaré el Salón de Coronas, la capilla neogótica construida en el siglo XIX tras la adquisición del palacio por parte de la Compañía de Jesús, el pequeño oratorio privado de los Borja o la fastuosa Galería dorada, rematada en el siglo XVIII. En esta última se conserva el único pavimento completo de todo el monumento, una verdadera obra maestra del barroco valenciano donde se representan a los cuatro elementos.

Si hay un personaje que destaca sobremanera en la iconografía de los elementos decorativos del palacio, ese es San Francisco de Borja (1510-1572), IV duque de Gandía. Según la tradición, Francisco, que nació en una de las estancias del Palacio Ducal, quedó tan conmovido por la muerte de la emperatriz Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos V, que decidió dejar la corte y abrazar la vida religiosa (a ese momento corresponde una célebre frase que se le atribuye: «nunca más servir a señor que se pueda morir»), ingresando poco tiempo después en la Compañía de Jesús. En el siglo XVII terminaría siendo canonizado.

¿Conocéis familia alguna que pueda presumir de haber tenido a dos papas y un santo?

Palacio Ducal de los Borja en Gandía

Alquería del Duque

A pocos kilómetros de la ciudad, inmersa en la reserva natural de la Marjal de Gandía, podréis encontrar una antigua alquería señorial diseñada inicialmente como fortaleza que los Borja acondicionaron como residencia estival a finales del siglo XVI. Dado que en la actualidad alberga la sede del Centro de Desarrollo Turístico de Gandía, no es posible visitar su interior a menos que asistas a alguno de sus cursos y talleres formativos. Eso sí, merece la pena acercarse para disfrutar de un precioso ecosistema de humedal formado por estanques de agua conectados a diversas acequias que lo hacen idóneo para un día en familia.

L’Alqueria del Duc

Real Monasterio de San Jerónimo de Cotalba de Alfahuir

Un grupo de eremitas asentados en la plana de Jávea fundaron en 1374 un cenobio que fue asaltado por piratas berberiscos unos cuantos años después. Todos sus monjes fueron secuestrados y llevados a Argel. El por entonces duque de Gandía, Alfonso el Viejo, pagó su rescate y los monjes decidieron fundar otro cenobio más al interior, en las inmediaciones de la ciudad ducal pero apartado del peligro que suponía la costa. De este modo nació el Real Monasterio de San Jerónimo de Cotalba, una de las joyas indiscutibles de esta ruta Borja.

Real Monasterio de Cotalba

Durante el siglo XVI el complejo monástico pasó a estar bajo la protección de nuestros protagonistas, especialmente por parte de la duquesa María Enríquez, quien llevó a cabo obras de ampliación en algunas de sus dependencias para convertirlo en un importante centro espiritual y cultural. Debido a su predilección por la orden jerónima, el rey Felipe II se hospedó aquí durante unos días en 1586 junto a su heredero, el futuro Felipe III. De ahí que este lugar ostente la distinción de Real Monasterio.

En cualquier caso, los Borja no repararon en gastos para contratar a algunos de los mejores artistas del momento, como Pere Compte, célebre arquitecto de la Lonja de Valencia, quien diseñó la caprichosa escalera helicoidal de estilo gótico flamígero que conecta el claustro interior con la sala capitular y las esculturas y artesonado del claustro superior; o el pintor Fray Nicolás Borrás, el cual nos legó una auténtica joya en forma de grisalla pintada al temple en una de las paredes de la actual almazara (antiguo refectorio), una obra que representa La Santa Cena. Créedme si os digo que cosas así no se ven todos los días.

Claustro inferior

Se sabe que una gran cantidad de intelectuales del llamado Siglo de Oro valenciano frecuentaban este complejo monástico, como los poetas Joanot Martorell y Ausiàs March. Resulta especialmente curioso el caso de este último, cuya familia mantenía una estrecha vinculación con el monasterio. Prueba de ello es que se eligieron las capillas laterales de su iglesia como lugar de enterramiento de varios de sus miembros. De hecho, existen indicios que apuntan a la posibilidad de que el diseño original de Cotalba fuese obra de su padre, Pere March.

Refectorio de Cotalba

Al interior del cenobio únicamente podréis acceder a través de la fabulosa visita guiada conducida por Graciela, quien os acompañará por todas las estancias al mismo tiempo que os nutrirá con jugosos chismes e intrigas sobre los Borja. Un recorrido que finaliza en el refectorio, reformado en el siglo XVIII, y en sus jardines exteriores de diseño romántico, que hoy son utilizados como marco incomparable de celebraciones varias.

Jardines de Cotalba
Jardines de Cotalba

Real Monasterio de Santa María de Simat de la Valldigna

Otro monumento desconocido para el público en general y que os sorprenderá por muchos motivos es el Real Monasterio de Simat de la Valldigna, situado a poco más de 20 kilómetros de Gandía. Pocas veces unas ruinas me han impresionado tanto, sobre todo porque visitamos este lugar cargado de una energía indescriptible cuando caía la tarde y sin apenas gente. Además, para llegar hasta él desde la ciudad ducal deberéis descender un puerto de montaña realmente bonito.

Portal Nou de Valldigna, acceso al monasterio

Según la tradición, al pasar el monarca Jaime II El Justo por este valle a finales del siglo XIII después de una campaña militar en el sur del reino, quedó tan impresionado por su fertilidad y belleza que se dirigió a su sacerdote, el abad de Santes Creus, para decirle: «Vall digna (valle digno) para un monasterio de vuestra religión». Lo cierto es que el rey promulgó la orden por la cual se concedía al abad la autorización para que, con doce monjes de Santes Creus, instalara un nuevo cenobio cisterciense en medio de un valle de población musulmana que recibiría, desde entonces, el nombre de Valldigna.

Real Monasterio de Santa María de Simat de la Valldigna

Durante el siglo XIV, bajo la inspiración de los cánones del gótico cisterciense, se levantó un conjunto de espacios dispuesto alrededor de un ancho claustro que, sin embargo, tuvo una vida efímera, ya que en 1396, como consecuencia de un terremoto, buena parte de aquello que ya se había construido se hundió, hasta el punto que la primera iglesia tuvo que ser reconstruida desde cero unas décadas más tarde. Casi tres siglos después, un segundo terremoto obligaría a llevar a cabo una nueva renovación del conjunto, que fue adaptado, en esta ocasión, a la estética barroca, especialmente visible todavía en la iglesia, en cuya parte superior se conserva una profusa decoración pictórica y ornamental que deja sin aliento a quien la contemple.

La amplitud del conjunto monástico es realmente apabullante. Esta circunstancia nos habla del enorme esplendor que llegó a alcanzar este lugar en el ámbito espiritual, cultural e incluso político durante siglos. Una gran cantidad de personajes ilustres estuvieron alojados en su Palacio del Abad, como los reyes Martín I el Humano, Alfonso el Magnánimo y Felipe II.

Palacio del Abad, con el templo de Santa María al fondo

¿Y la vinculación con los Borja? Pues resulta que algunos de sus abades llevaron ese apellido, entre ellos Rodrigo de Borja, futuro papa Alejandro VI, y su hijo Cesare Borgia, aunque éste último nunca estuvo allí. La dinastía contribuiría también al desarrollo arquitectónico del complejo y su huella aún está presente en algunas estancias, sobre todo en la Sala Capitular, cuya construcción fue impulsada por el propio Rodrigo. Resumiendo: no os perdáis este lugar por nada del mundo. Además, su acceso es gratuito, al igual que las visitas guiadas que se ofrecen (se necesita reserva previa).

Simat de la Valldigna

¿Os está gustando esta ruta sobre los Borja? La verdad es que me encantan las rutas monográficas que tienen un hilo conductor, como aquella que hice siguiendo las huellas del pintor Vincent Van Gogh durante su periplo en Francia. Si estáis interesados, podéis leer aquí el ARTÍCULO.

Etapa 3

Terminamos nuestra ruta Borja en las cercanías de la capital del Turia, con dos enclaves muy importantes donde la familia también extendió sus dominios.

Convento de la Santa Cruz de Llombai

A poco más de 30 kilómetros de Valencia, en una situación geográfica idónea por la fertilidad de sus tierras bañadas por el río Magro y por encontrarse cercada por montañas que la protegía de los diversos peligros, la antigua baronía de Llombai fue el primer territorio que Rodrigo de Borja, por entonces arzobispo de Valencia, adquirió para iniciar la creación de un señorío que mantuviera el poder de una rama de la familia Borja en tierras valencianas. Fue en 1479, unos cuantos años antes de concertar el matrimonio de su hijo Pedro Luís con la duquesa de Gandía con el fin de comprar también el ducado real.

A Llombai hay que ir forzosamente para admirar lo que queda del Convento de la Santa Cruz, fundado para los dominicos en el siglo XVI por San Francisco de Borja en los tiempos en que Llombai ya era un marquesado. La tradición cuenta que, paseando el propio San Francisco, I Marqués de Llombai, acompañado por el primer prior del convento por las calles del pueblo mientras decidían a quién iban a dedicar la iglesia, a ambos se les apareció de repente la imagen de la Santa Cruz rodeada de dos personajes, Santa Elena y su hijo, el emperador Constantino. Ante tal aparición, decidieron poner ese nombre al convento.

Interior del templo

A pesar de que su estructura original pertenece al gótico valenciano del siglo XVI, el precioso aspecto con el que os lo encontraréis engalanado pertenece a un siglo posterior, cuando el marqués Pascual Francisco de Borja mandó decorarlo con esgrafiados barrocos y un zócalo de mostradores valencianos de Manises. De la época de la fundación del convento es la imagen gótica de la Virgen del Rosario, una preciosa talla que fue donada a la comunidad de dominicos por el propio San Francisco. Con motivo de la canonización de éste, en el siglo XVIII se llevó a cabo la construcción de la anexa Capilla de la Comunión.

A pesar de que el crecimiento urbano de la población durante el siglo XX motivara el derribo de una parte importante del conjunto conventual (en especial, la parte norte del claustro), todavía hoy es posible apreciar las considerables medidas que tenía el edificio, imponente si lo comparamos con el reducido tamaño del pueblo. En definitiva, otro de esos detalles que ilustran a la perfección la pretensión de los Borja por evidenciar su enorme poderío.

Bóveda de crucería del templo

Desde aquí quiero reivindicar la enorme importancia histórico-artística del edificio de Llombai, el cual suele quedar incomprensiblemente apartado de los recorridos turísticos clásicos relacionados con la familia Borja. Lamentablemente no ayuda su actual estado de conservación, que pide una rehabilitación a gritos, ni la circunstancia de que se encuentre cerrado habitualmente al público. Nosotros tuvimos que ponernos en contacto con Vicente (615674091), un historiador local, que muy amablemente nos abrió las puertas del convento y nos brindó las mejores explicaciones posibles acerca del mismo. Por favor, tenedlo en cuenta antes de dirigiros a Llombai y no dejéis escapar la oportunidad de visitarlo.

Valencia

Como no podía ser de otro modo, los Borja también se instalaron en la capital del Regne. A pesar de que existen numerosas huellas vinculadas a los Borja diseminadas por toda Valencia, os mostraré únicamente aquellos tres monumentos donde dichas huellas son más evidentes.

Palacio de Benicarló (Cortes Valencianas)

Parece ser que poco antes de que los hijos de Rodrigo de Borja se convirtieran (primero Pedro Luís y, después de la muerte de éste, Juan) en los duques de Gandía, la familia ya se había planteado mudarse a una suntuosa residencia cercana a la Iglesia de San Lorenzo. Hasta entonces, habían adquirido diversas propiedades de acomodados señores a pocos pasos del citado templo y, al unir los diferentes domicilios, dieron lugar a un nuevo palacio.

Al hacerlo, los Borja acometieron toda una reforma de tipo urbanístico con el fin de marcar bien su territorio, comprando una serie de construcciones para derribarlas entre las fachadas del palacio y de la Iglesia de San Lorenzo, agrandando así la plaza y tener más perspectiva de los dos edificios regios. La ubicación, lejos de la Calle de los Caballeros donde todas las familias nobles poseían sus casas señoriales, obedecía también a una clara estrategia: situarse más próximos a la salida de la ciudad por su portal más importante, el de Serranos, cercano al Palacio Real, al otro margen del Turia, donde se solían hospedar los reyes cuando visitaban Valencia.

Palacio de los Borja en Valencia

Mucha gente desconoce (incluso muchos valencianos) que el palacio familiar que los Borja tuvieron en Valencia y que pasó posteriormente a ser propiedad de los Condes de Benicarló es la sede actual de Les Corts. Con el paso del tiempo también llegó a ser utilizado como fábrica de seda y como sede del gobierno de la II República durante la Guerra Civil. Dada su función actual, no es posible visitarlo por dentro, a excepción de algunos cuantos días al año, como el 25 de abril o el 9 de octubre, en los que la Generalitat abre todos los palacios de la ciudad al público. Eso sí, no esperéis encontrar muchos elementos pertenecientes a la época de los Borja, pues su interior ha sido completamente rehabilitado.

Iglesia de San Nicolás de Bari

El prestigio que los Borja habían conseguido consolidar en Valencia tiene su origen en los años de Alfonso de Borja, futuro papa Calixto III, quien, antes de fijar su residencia definitivamente en Roma, había sido obispo de Valencia y rector de la Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, sin duda una de las joyas artísticas más inolvidables de la capital del Turia.

Iglesia de San Nicolás de Bari

Fue precisamente en los tiempos en que Alfonso de Borja fue rector de esta parroquia en los que se decidió ampliar el edificio en estilo gótico. Pero sin duda lo más llamativo de San Nicolás es la deslumbrante decoración barroca que vistió la estructura gótica a principios del siglo XVIII, especialmente el conjunto pictórico diseñado por el cordobés Antonio Palomino y ejecutado por uno de sus discípulos, el valenciano Dionís Vidal, en el que se representan sendos ciclos de la vida de los santos titulares, San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir. Preparaos para un Síndrome de Stendhal en toda regla.

¿SABÍAS QUE…?

A esta singular obra de arte se la conoce popularmente como «la Capilla Sixtina valenciana». Lejos de comparaciones odiosas, este apodo proviene de un comentario del restaurador jefe de los frescos pintados por Vidal, Gianluigi Colalucci, quien anteriormente lo había sido también de la capilla romana pintada por Miguel Ángel. Al rescatar en 2016 los frescos del absoluto ennegrecimiento en el que se encontraban sumidos (fruto del humo de las velas de los devotos), Colalucci afirmó: «tenéis una auténtica Capilla Sixtina en Valencia». Además, la de Valencia tiene más metros cuadrados de superficie pintada que la de El Vaticano (1900 m² frente a los 460 m² pintados por el genio florentino).

Frescos de Dionís Vidal

Catedral de Valencia

Terminaremos esta ruta de los Borja en el monumento más frecuentado por los turistas que visitan la ciudad. ¿Sabíais que los dos papas de la familia ocuparon el cargo de obispo de la Catedral de Valencia? En el interior del templo encontraréis diversas alusiones a algunos de nuestros protagonistas en forma de escudos y medallones. ¿Y que, durante ese tiempo, se llevaron a cabo diversos encargos artísticos para La Seu?

Si os acercáis al presbiterio, en los entrepaños de los canecillos de su bóveda gótica podréis contemplar unas fabulosas pinturas que el entonces cardenal Rodrigo de Borja encargó a dos pintores de origen italiano, Francesco Pagano y Paolo di San Leocadio. Curiosamente estas pinturas fueron ocultadas en el siglo XVII y redescubiertas el 22 de junio de 2004 por un equipo de restauradores que se encontraba trabajando en la decoración barroca del ábside.

Pero sin duda la aportación de la familia Borja más notable en el interior de La Seu la encontraréis en la Capilla dedicada a San Francisco de Borja, con un lienzo de Salvador Maella en su altar principal y dos lienzos de Francisco de Goya en los laterales. Pocas veces se tiene la oportunidad de admirar obras originales del genio de Fuendetodos, que representó al santo despidiéndose de sus familiares en su palacio de Gandía para ingresar en la compañía de Jesús y asistiendo a un moribundo impenitente.

Visita extra: Palacio de los Condes de Cervelló de Anna

Tenía serias dudas acerca de si incluir o no el Palacio de Cervelló de la pequeña localidad de Anna en esta ruta de los Borja ya que, en realidad, no tiene una estrecha relación con la dinastía. Sin embargo, su dueño, el I Conde de Cervelló, sí provenía de su linaje. Se llamaba D. Fernando Pujades de Borja y junto a su mujer, Francisca Alapont Ferrer, acometió una importante reforma del antiguo castillo que los almohades habían levantado en el siglo XIII con el fin de transformarlo en su palacio residencial.

Lo que podemos ver hoy en día es un palacio que ha sido recientemente rehabilitado con la finalidad de convertirlo en un Centro de Difusión Patrimonial, albergando el Museo Etnológico y el Museo del Agua de la localidad. Lo más destacado de su interior es, por un lado, su aljibe original musulmán y, por otro, la decoración de inspiración morisca de su patio exterior y de algunas de sus estancias, realizada hace muy poco tiempo por artesanos procedentes de Marruecos y Túnez. Los más osados se atreven a llamarlo, en consecuencia, la «pequeña Alhambra valenciana», aunque ya os digo yo que eso es mucho decir.

Recordad que para visitar el Palacio de Cervelló tendréis que concertar una visita guiada previa, bien con el Ayuntamiento de Anna, bien con alguna de las distintas empresas privadas que ofrecen un recorrido por su interior. Un consejo: tratad de evitar los días señalados y los fines de semana porque en tal caso vuestro grupo tendrá que compartir un espacio relativamente reducido con otros grupos y la visita se volverá absolutamente insostenible.

Palacio de Anna

Y ya que habéis decidido pasar la jornada en Anna, un pueblo donde el agua hace acto de presencia permanente, no dejéis de realizar alguna de las muchas rutas senderistas como la de las 3 cascadas o la que lleva hasta su célebre albufera, una laguna de origen natural creada por diversos manantiales subterráneos que diversos pueblos a lo largo de la historia han aprovechado para regar sus fértiles tierras. ¡El mejor remanso de paz posible para pasar el día en familia (o para leer algún libro sobre los Borja)!

Albufera de Anna
Albufera de Anna

¿Qué os ha parecido esta ruta de los Borja? ¿Habéis hecho algún descubrimiento inesperado gracias a este artículo? Pues si es así, ¡ayudadme a compartirlo! ¡Nos vemos en una próxima ruta cantinelera!

2 comentarios

  • Dani (marcateunviaje)

    Fantástico viaje al que nos llevas con tu narración por la historia y la provincia de Valencia. Además, el haber entrado al post pensando que yo ya había visto la ruta de lo Borja y descubrir que todavía me queda mucho por ver, demuestra lo profunda que es tu investigación en cualquiera de los post que escribes. Tuve la suerte de elegir visitar Anna, Xátiva y Gandía el verano pasado, ahora tengo que volver y visitar el resto de lugares.

    Buen trabajo Rafa, un abrazo.

    • Rafael Ibáñez

      Muchísimas gracias Dani, esa es precisamente la cosa, hay muchos lugares que forman parte de la ruta que suelen pasar desapercibidos y que son realmente interesantes, de ahí que me animara a escribir el artícul 😉 muchísimas gracias por tu comentario, ya sabes que siempre ayuda, un abrazo!

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