
Medina del Campo
Una cita con Isabel La Católica
Indice
A pesar de que Isabel la Católica naciese en Madrigal de las Altas Torres, actual provincia de Ávila, y la mayor parte de su infancia la pasase en Arévalo, fue Medina del Campo la que despertó en ella un mayor interés. Antes de ser «la Católica», Isabel fue Señora de Medina, llegando a pasar aquí largas épocas de su vida. El Palacio Real se convirtió en su residencia habitual además del lugar donde pasó sus últimas horas, dictando sus voluntades y falleciendo el 26 de noviembre de 1504.
Durante su estancia en la villa, los Reyes Católicos nombraron a los primeros inquisidores en 1480, aprobaron las Ordenanzas de la Chancillería de Valladolid, buscaron fondos para la construcción de las Reales Carnicerías y se firmó la Real Provisión, donde se recoge el proyecto del Tercer Viaje de Colón al Nuevo Mundo. Las huellas de Isabel de Castilla en la villa están muy presentes y el cariño de los habitantes de Medina hacia ella sigue siendo aún hoy en día muy grande.

Hoy os propongo dar un breve paseo por Medina del Campo coincidiendo con su animada Semana Renacentista (Feria Imperiales y Comuneros), un plan cultural muy interesante, ¿no os parece?
Castillo de La Mota
Nos encontramos en la elevación natural del terreno donde se fundó la antigua villa en el siglo XI, de la que solo quedan hoy algunos pocos vestigios. El primitivo recinto amurallado fue creciendo progresivamente y ampliándose hacia la llanura, germen de la Medina del Campo actual, quedando reservado el cerro para la construcción de una imponente fortaleza gótico-mudéjar de ladrillo rojo destinada a defender la frontera del Reino de Castilla.

España es tierra de castillos y este es uno de los que atesora un perfil más imponente. El Castillo de La Mota comenzó a construirse en el siglo XV, cuando reinaba en Castilla el rey Juan II. Para ello los arquitectos mozárabes decidieron aprovechar los viejos muros de la antigua ciudad medieval. El hijo de Juan, Enrique IV ordenó terminar las obras del recinto interior y acometer la obra de la gran torre del homenaje, de 40 metros de altura. Poco tiempo después los Reyes Católicos culminaron la construcción, mandando excavar el foso y dotar al castillo de una gran barrera defensiva con una moderna galería de tiro. Esto la convirtió en una de las primeras fortalezas a nivel europeo en adaptarse al uso de la artillería y en toda una referencia para futuros castillos.

Aquel día la explanada del castillo se estaba preparando para acoger una de las recreaciones históricas pertenecientes a la Semana Renacentista, concretamente la del último encuentro entre Isabel la Católica y su hija Juana la Loca, quien permaneció encerrada en este castillo durante un tiempo. Y es que ambas forman parte del amplio catálogo de personajes históricos que estuvieron vinculados en un momento u otro a Medina del Campo.
¿SABÍAS QUE…?
Pocos meses antes de que Isabel muriera en el Palacio Real Testamentario que se encuentra en la Plaza Mayor de Medina del Campo, lugar donde además testó (antes de espicharla, claro está), ésta mandó recluir a su hija Juana entre las paredes de la fortaleza de La Mota por su desobediencia. Al parecer la pobre quería reunirse con su amado Felipe en Flandes pero su madre le dijo que naranjas de la China. Se dice que Juana sufrió entonces uno de sus legendarios ataques de locura. Entre otras cosas Juana desconocía el hecho de haber sido encerrada contra su voluntad por orden de su propia progenitora. Eso sí, llegó a ponerse tan pesada que finalmente Isabel consintió en que se reuniera con su maromo.
No fue Juana la única celebridad en pasar una temporada encerrada en este castillo. También lo hicieron Hernando Pizarro, hermano del famoso descubridor y conquistador Francisco Pizarro, con quien participó en las primeras acciones de conquista del Imperio Inca, y César Borgia, quien fue encarcelado en La Mota justo después de permanecer preso en el Castillo de Chinchilla de Montearagón (Albacete). Por cierto, se dice que éste consiguió escapar de la fortaleza de Medina en 1506 descolgándose de la Torre del Homenaje con la ayuda de un sirviente. Así, a lo Robin Hood…

Después de años sirviendo de castillo artillero, prisión real y archivo, la fortaleza de La Mota fue declarada Monumento Nacional en 1904, momento a partir del cual se llevó a cabo un concienzudo plan para rehabilitarla. En 1942 el dictador Francisco Franco mandó instalar en él el cuartel general de la Sección Femenina de la Falange. Por suerte hoy ya es propiedad de la Junta de Castilla y León y la puede visitar todo aquel que lo desee, bien por libre (entrada gratuita), bien a través de visita guiada (4€ la visita general, 4€ la visita a la torre, 6€ la visita teatralizada), con la que además se pueden conocer los vestigios prehistóricos presentes en el cerro (entre ellos los pertenecientes a la Edad de Hierro).

Una vez cruzado el puente levadizo sobre el foso, accedimos al interior del castillo donde nos esperaba una visita breve. En el centro un patio de armas rectangular rodeado por muros de ladrillos que hacen pensar que aquello se construyó antes de ayer y no en el siglo XV. En él destaca sobremanera una réplica de la portada gótica de la que mandó poner Beatriz Galindo, maestra de Isabel la Católica y de sus hijos, en el Hospital de Madrid que llevaba su nombre. A través de ella se accede a la Sala de Juan de la Cosa, llamada así por albergar una réplica cartográfica del famoso navegante. La Capilla de Santa María del Castillo, de estilo románico-mudéjar, alberga un crucifijo de marfil filipino del siglo XVII y un tríptico hispano-flamenco del siglo XVI. El resto de estancias pertenecen hoy al Centro de Formación de la Junta de Castilla y León, por lo que no presentan mayor interés.


Tal y como nos habían indicado en el Centro de Recepción de Visitantes, hoy era muy mal día para aparcar nuestro coche en el centro del casco histórico de Medina del Campo y decidimos hacer caso a la sugerencia de que hasta allí nos bajara el trenecito turístico que funcionaba durante esos días de feria renacentista, convirtiéndose en una de las experiencias que más recordaremos de este viaje en familia. Por cierto, desde aquí queremos acordarnos de aquel hombre tan simpático que le presentó sus dos perros a Elia mientras esperábamos a que llegara el tren. Ella todavía se acuerda de ellos.


Plaza Mayor de la Hispanidad
Tal y como habíamos leído previamente, Medina del Campo no es solo su castillo (aunque éste tiene una presencia tan notable que suele ensombrecer al resto de sus monumentos). Después de una breve bajada desde el cerro de La Mota, el tren se adentró en el centro de la localidad hasta detenerse en plena Plaza Mayor, la más antigua y amplia plaza mayor castellana (se dice que la Plaza Mayor de Valladolid, modelo a su vez de la de Madrid y la de Salamanca, se inspiró en la de Medina del Campo). En este emblemático espacio urbano de forma rectangular cuyos tres de sus lados están soportalados a la más genuina usanza castellana (aunque la modernidad haya hecho sus estragos en forma de edificios de oficinas, bares y bancos) se instalaba una de las más famosas ferias de la Europa del siglo XV. El auge tan asombroso que alcanzó esta villa gracias a las ganancias obtenidas del comercio de productos, manufacturas y obras de arte procedentes de toda Europa pudo conseguirse gracias a esta plaza (y también a las asiduas visitas de los Reyes Católicos, quienes favorecieron a la villa con altas compensaciones).

Las antiguas denominaciones de sus aceras (el Potrillo, la Joyería, la Especiería, la Armería, la Mercería, etc.) son la huella que aún pervive de las actividades feriales de los mercaderes instalados en cada una de ellas. Como recuerdo de la inmensa importancia que para la villa tuvo el comercio ferial, se creó el Museo de las Ferias en la antigua parroquia de San Martín. Fue un plus encontrarnos la Plaza Mayor engalanada con un mercadillo renacentista en la que de vez en cuando se realizaban desfiles de época.

Palacio Real Testamentario
Es precisamente en la Plaza Mayor donde se congregan los tres monumentos más importantes de Medina del Campo, que curiosamente representan a los tres poderes tradicionales: la Colegiata de San Antolín (Iglesia), la Casa Consistorial (Municipio) y el Palacio Real Testamentario (Corona). Justo al lado del Ayuntamiento, edificio del siglo XVII con elegante fachada provista de balcón corrido superior y dos balconadas inferiores, se encuentra la diminuta fachada del Palacio Real Testamentario. Allí un letrero recuerda el hecho más importante acaecido entre sus muros: «Aquí vivió, testó y murió Ysabel la Católica (22-IV-1451, 26-XI-1504), fundadora y madre de la Hispanidad».

La importancia histórica de este palacio (entrada 2’50€ por adulto) es innegable, aunque la visita no resulta excesivamente interesante pues poco queda en la actualidad del palacio original construido en el siglo XIV. El lugar se ha convertido hoy en un Centro de Interpretación de la Reina Isabel I de Castilla, donde se ha recreado con fines didácticos la cámara donde Isabel redactó sus últimas voluntades y murió el 26 de noviembre de 1504 (con su cama y todo). Pero ya digo que poco queda de la que llegó a ser una de las residencias habituales de la reina, así como también de otros reyes castellanos. Se dice que aquí el rey Pedro I el Cruel hizo matar en 1335 a los nobles Pedro Ruiz de Villegas y Sancho Ruiz de Rojas mientras éstos dormían la siesta. ¡Qué poco respeto por la más sagrada de las costumbres españolas!

Colegiata de San Antolín
También en la Plaza Mayor de Medina del Campo se encuentra la Colegiata de San Antolín, cuya llamativa advocación se cree que proviene de aquellas comunidades palentinas que vinieron a repoblar la villa allá por el siglo XII. Se debe a los Reyes Católicos el hecho de que la iglesia parroquial adquiriera el rango de colegiata (consiguiendo la bula correspondiente del Papa Sixto IV) y, por consiguiente, el estatus de templo más importante de la villa.

Aunque su estructura principal pertenece al gótico tardío (siglo XVI), la construcción sufrió diversas modificaciones durante los siglos posteriores. El resultado es un edificio pesado y colosal, y algo extraño a la vista debido a su planta de tipo salón con tres naves de similar altura. El interior es una verdadera clase en historia del arte por la presencia de diversos de estilos artísticos (gótico, renacentista y barroco fundamentalmente). Además del soberbio retablo plateresco, debemos prestar atención a la sillería del coro, a las pequeñas y curiosas capillas presentes en el muro del Evengelio, justo al lado de la portada de acceso, y al histórico pendón de los Reyes Católicos.

Alojamiento cantinelero
El Hotel Casa Lola se encuentra justo al lado de la autovía A-6, en pleno corazón de la Ruta del Vino de Rueda, a muy pocos kilómetros de pueblos con un importante legado patrimonial como Medina del Campo, Urueña, Olmedo o Tordesillas. Sencillo, limpio y cómodo, este alojamiento dispone de una amplia tienda de productos gourmet donde encontrarás una amplia oferta de vinos de gran calidad. Una opción económica con un desayuno más que aceptable, ideal para explorar esta zona histórica de Valladolid.


